La última voluntad de doña Concha
,Si doña Concha levantara la cabeza se llevaría una desilusión muy grande al comprobar como el espíritu de su testamento se ha desvirtuado. Concepción Mármol Trigo murió en el año 1962 dejando toda su inmensa fortuna a la Iglesia con la condición de que levantaran un colegio en el que recibieran clases los hijos de los "pobres de solemnidad". El centro se hizo realidad al año siguiente y su gestión se encomendó a la orden religiosa de La Salle, que cuenta con una veintena de colegios en toda Andalucía. Sin embargo, en la última década el patronato que regenta el centro -presidido por el obispo de Jaén, Santiago García Aracil- decidió que había que cobrar una cuota mensual a los escolares más pequeños. En el curso actual, 70 alumnos de Educación Infantil pagan 13.000 pesetas.Esa decisión ha sido, precisamente, la que ha indignado a los familiares de Concepción Mármol, en especial a un sobrino suyo, Juan García Ibáñez, que considera que la medida adoptada "sólo persigue hacer una selección de los alumnos que entran en el centro, sin dar oportunidades a los que no tienen recursos económicos".
Juan García lleva varios años luchando para que se cumpla la última voluntad de doña Concha, pero siempre se ha encontrado con el muro infranqueable del obispo de Jaén. "Cuando vino a inaugurar unas aulas de preescolar me acerqué a él para censurar lo que estaban haciendo y me dijo que ya no había pobres", asegura estupefacto Juan.
El mes pasado el obispo lo recibió en su despacho, pero el encuentro sólo sirvió para tensionar más el conflicto, sobre todo cuando Juan le insinuó que el Obispado se había quedado con parte del mobiliario que figuraba en el inventario de la herencia.
Concepción Mármol, viuda desde que perdió a su marido en la guerra civil, vivió hasta su muerte con su hermana Carmen. Las dos acapararon una enorme fortuna que recibieron de la condesa de Gracia, que vivió en Andújar a principios de siglo. Así, Doña Concha, que había sido la ama de llaves de la condesa, se encontró con la finca Olaya (en el término de Marmolejo) con 7.000 olivos y varias dehesas en Sierra Morena ricas en aprovechamientos cinegéticos.
Ahora, tanto los ingresos por la celebración de monterías como el arrendamiento anual de la finca olivarera constituyen la base principal de los ingresos de los que se nutre el patronato del colegio La Salle, un centro concertado que recibe subvención de la Junta y en el que estudian 379 alumnos desde Educación Infantil a cuarto curso de Secundaria.
Por si fuera poco, Juan García añade que los responsables del centro han vendido un local de unos 7.000 metros cuadrados, en la parte baja del colegio, donde inicialmente se tenía previsto habilitar un módulo para la enseñanza de oficios.
El obispo de Jaén no ha querido responder a estas acusaciones, aunque un portavoz del Obispado ha asegurado: "No hay intención alguna de no hacer caso al testamento, lo que ocurre es que se hizo en una época muy distinta a la actual, donde las necesidades educativas son mayores y donde todo viene impuesto por la Logse".
El director del centro, Juan Antonio Álvarez, indica por su parte que la mensualidad que pagan los alumnos de Educación Infantil es sólo la mitad de lo que deberían abonar. "La otra mitad la paga el Patronato, pero no tenemos recursos para más", asevera. También comenta que han repartido 20 becas, que tienen más solicitudes de las que pueden atender y que han ampliado los criterios de selección establecidos en el testamento: "Sólo varones mayores de siete años y de probada condición católica".
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