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La colección privada del pintor francés Jean Dubuffet se expone en Madrid

Los artistas españoles recibieron la influencia del autor que reflejó "el mundo caótico"

El pintor francés Jean Dubuffet (El Havre, 1901-París, 1985) hizo donación en 1967 al Museo de Artes Decorativas de París de la obra más personal e íntima de su producción. Carmen Giménez, comisaria de la exposición Los Dubuffet de Dubuffet, abierta ayer en la sala del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, de Madrid (paseo de la Castellana, 81), recordó en la presentación el carácter de "artista vivo y presente" a través de las obras que marcaron la segunda mitad del siglo, en especial a artistas españoles como Tàpies, Saura, Millares, Gordillo, Arroyo y Barceló.

La exposición de Dubuffet, que tras su paso por Madrid, hasta el 27 de febrero, se colocará a partir del 7 de marzo en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, está realizada con la colaboración del Museo de Artes Decorativas de París. El artista donó sus obras más privadas -un total de 150 piezas, con 21 pinturas, 135 dibujos y siete esculturas-, por amistad con el director François Mathey y por identificarse con un tipo de museo donde los objetos han sido usados y vividos. En 1960 organizó la primera retrospectiva, formada por 402 obras.Desde entonces, la donación Los Dubuffet de Dubuffet identifica al museo y forma parte de escasos montajes. El pintor tiene en España escasa representación, salvo la muestra Jean Dubuffet. Del paisaje físico al paisaje mental, que presentó en 1992 la Fundación La Caixa.

La conservadora del siglo XX del Museo Guggenheim de Nueva York, Carmen Giménez, ha seleccionado del fondo un total de 65 piezas, entre pinturas y obra sobre papel, de todas las etapas del artista, entre 1944 y 1966. "Dubuffet es uno de los artistas más importantes de la segunda mitad del siglo, junto con Pollock en Estados Unidos. Es fundamental para España, por su influencia en varias generaciones de creadores, en el informalismo de Tàpies, en el grupo El Paso, Saura y Millares, en los posteriores como Gordillo, Fraile y Arroyo, en la escuela de Cuenca, Torner y Rueda, y en los más recientes García Sevilla y Barceló". Añade que estas identidades enriquecen el arte y es habitual entre artistas, ya que después desarrollan su propio lenguaje.

Mesas y huellas

En el montaje figuran retratos, paisajes, cuerpos femeninos, mesas, ensamblajes, topografías, texturologías y huellas, en obras realizadas sobre lienzo o con recortes de papel o con elementos naturales. Carmen Giménez destacó ayer que la obra de Dubuffet contiene realismo e irrealismo, abstracción y figuración, "en un constante ir y venir". En el papel o en el lienzo crea espacios al formar láminas planas donde se integra todo tipo de materiales, como arena y cemento, tierra o grava.

También refleja los continuos cambios en su producción, desde los Seis mensajes, de 1944, realizados en tinta china y gouache sobre papel de periódico, a las últimas series de los sesenta, sus imágenes más difundidas, como Hotel del Cantal, Galerías Lafayette, Banco de los Equívocos, La vida familiar y Música mecánica, sobre "el mundo caótico de la ciudad". En otros espacios se han reunido un conjunto de retratos sobre papel (Jean Paulhan, Jouhandeau, Pierre Benoit) y la serie de sus viajes al norte de África, sobre todo el de Argelia, con fechas concretas entre 1947 y 1948, donde aparecen árabes, oasis, camellos, palmeras y escorpiones.

Dubuffet fue el promotor del arte bruto, que identificaba a las obras "realizadas por personas indemnes de cultura artística, en las que el mimetismo, en contra de lo que ocurre con los intelectuales, haya tenido poca influencia, cuando no ninguna, de tal forma que sus autores extraen todo de su propio fondo y no de los tópicos del arte clásico o del arte de moda". Carmen Giménez dice que Dubuffet hace suyo el arte bruto, como ocurre también con los dibujos de los niños. "Es el inventor del concepto y lo incorpora en su obra y llega a hacer un museo específico en Lausana con dibujos de locos. Son obras muy espontáneas, al plantear dónde está la diferencia entre el loco y el no loco". Según el pintor, con este tipo de obras "presenciamos la operación artística pura, bruta, reinventada en todas y cada una de sus fases por su autor, y partiendo sólo de sus propios impulsos; un arte donde se manifiesta la función de la invención". Giménez añade que el pintor también se interesó por el arte primitivo. "Ese arte le fascina; en Argelia vive en el desierto y ve las cuevas que hay en el sur del país".

A través del montaje se puede apreciar la aplicación de la teoría del arte bruto, aunque la comisaria plantea sobre todo una colección de obras que guardaba el propio pintor y que a los 66 años decidió entregar a un museo. En este sentido, no refleja un recorrido completo por sus diversas etapas a partir de obras de distintos museos, como la formada en el Pompidou tras la muerte del pintor. "Es una muestra muy sensible y particular, con una producción esencial, con los cuadros que guardó a lo largo de su vida".

El catálogo incluye un estudio de Francisco Calvo Serraller, escritos de Dubuffet -era también escritor y músico- y una cronología establecida por Juan Pérez de Ayala.

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