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243 fandangos de Huelva y un cantaor

Corren buenos tiempos para el flamenco: José Mercé ha batido récords de ventas con sus "pilas alcalinas", situando el listón por primera vez más allá de los 150.000 ejemplares. A punto de que salgan al ruedo discográfico los jóvenes exquisitos (Estrella Morente, Marina Heredia y Arcángel), el periodo de Navidad y Reyes, siempre abundante, ha venido marcado por la ingente Historia antológica del fandango de Huelva, publicación extraordinaria, debida a la paciencia y la erudición del cantaor y compilador Antonio González Merchante, más conocido como El Raya.Financiada por la Junta de Andalucía, la antología es una enorme caja lujosamente ilustrada y repasa en 12 discos compactos todos los estilos de ese cante considerado raíz libre del flamenco, al que muchos cantaores de primera fila -entre ellos Morente- catalogan como el rey del flamenco.

El Raya acompaña los discos con explicaciones sencillas y fascinantes: un libro de 250 páginas resume toda la literatura, el ensayo y la poesía surgidos de este género, doliente y festivo a la vez.

Hay espacio preferente para los grandes maestros -los Cuatro Puntales: Pepe Rebollo, Antonio Rengel, Paco Isidro y Paco Toronjo-, para la savia nueva (los grupos e intérpretes jóvenes o infantiles), y hasta para los llamados Fandangos de la Hispanidad, cuyas letras aluden al viaje de Colón. Además, es didáctico: están todos los pueblos de la provincia que dan al cante su denominación distinta. En contra de lo que sostuvieron Mairena y Molina, parece que la máxima "cada pueblo un fandango" no es real. El Raya distingue 33 estilos en total (valientes, personales, a cané, de mujer...), con diez denominaciones locales: de Huelva y de Alosno (ocupan tres cedés cada uno), y de Valverde del Camino, Zalamea la Real, Calañas, El Cerro de Andévalo, Cabezas Rubias, Almonaster la Real, Santa Bárbara y Encinasola. Según González, no hay duda de que el fandango nació en el Alosno: la comarca aporta la variedad más rica, 16 estilos distintos, los mejores cantaores y las letras más sentidas.

Agujetas, de cine

Pero la gran novedad del año es la edición, en el muy flamenco sello francés Auvidis, de la banda sonora original de la película Agujetas, cantaor, el casi milagroso y ya premiado documental que realizó (estando embarazada) la ex modelo parisina y escritora Dominique Abel metiéndose con la cámara en la casa, la primitiva belleza del cante, la sabiduría escueta de la palabra y la dureza de las facciones del artista y herrero jerezano Manuel de los Santos.

El disco rezuma el mismo aire austero del filme (que se estrena en Madrid a finales de mes): muestra de una forma desnuda y naturalísima las explosivas vísceras de un cantaor que, como dice el director del sello flamenco, Frédéric Deval, es la "quintaesencia del cante de Jerez".

Mezcla de sabor añejo y de una "altísima cultura de la sangre", según expresión de Abel, el arte de Agujetas (que suena por soleá, siguiriya, martinete, fandango y soleá por bulería como un lamento continuo de 50 minutos) se inspira en el paradójico lema "el que sabe leer y escribir no puede cantar flamenco porque pierde el saber pronunciar".

Los que busquen algo más suave pueden oír los Cantos vividos de la familia Peña, que edita Muxxic e incluye una joyita: la bulería inédita de Fernando de la Morena, que narra el improbable viaje a Belén de dos pastores: uno borracho y el otro bizco. O conocer el duende de Utrera a través de las voces de Pepa de Benito (Harmonia Mundi) y Manuel de Angustias (Luna Disco). O descubrir al joven José el Duende, recién salido de la cantera madrileña del bar La Soleá.

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