Nacionalismo a medida

La proximidad de las elecciones generales estimula a los nacionalistas. Las principales formaciones de este signo de Cataluña, Galicia y el País Vasco han aprovechado la coyuntura para resucitar la idea de un frente común. Pero también, por motivos electorales, se trata de una iniciativa muy calculada y medida para no ahuyentar ningún voto. Representantes de Convergència, Unió, Partido Nacionalista Vasco y Bloque Nacionalista Galego se reunieron ayer en Santiago de Compostela para preparar el camino a la que será gran proclama nacionalista, que llegará de la mano de los máximos dirigentes de sus partidos el próximo 28 de enero en Bilbao. Ésta será la cuarta reunión que Xavier Arzalluz (PNV), Pere Esteve (CDC), Xosé Manuel Beiras (BNG) y un escasamente entusiasta Josep Antoni Duran Lleida (UDC) mantendrán después de una andadura compleja que se inició en Barcelona en julio de 1998.Ahora los partidos nacionalistas quieren dar un paso más, perfilando un programa común para las próximas generales. Se trata de un documento en el que quedan coyunturalmente arrumbados conceptos manejados en textos anteriores. No se habla de autodeterminación y no hay tampoco referencia expresa a la reforma de la Constitución, ese melón que los nacionalistas consideran periódicamente que hay que abrir o esperar a que madure, según la estación electoral. Hay propuestas concretas, como la reforma del Tribunal Constitucional, del Senado o de la financiación autonómica, pero la amplitud del programa y el calculado radicalismo en el terreno de los principios ha convertido ese documento en una especie de ropero del que cada formación saca las prendas que más le favorecen. La misma estrategia que hasta ahora. Todos comparten ideas de fondo, pero sin que ello les impida cerrar pactos singulares con el PP, a veces con un ridículo tan estrepitoso como el de CiU en la Ley de Extranjería, o votar en el Congreso contra propuestas de los socios de esa plataforma plurinacional.