Los combatientes chechenos ceden terreno ante el cauteloso avance de las tropas rusas
Los combatientes chechenos siguen cediendo terreno en Grozni, pero la batalla parece lejos de haber concluido, pese a las optimistas declaraciones del ministro de Defensa ruso, Ígor Serguéyev, que asegura que la toma de la ciudad no es cuestión de semanas, sino de días. Ayer, el portavoz de los independentistas, Movladi Udugov, reconoció que éstos han cedido dos estratégicas colinas, pero calificó el movimiento como de repliegue a posiciones más seguras y señaló que el enemigo está pagando un alto precio en vidas. Los federales aseguran que han tomado ya el control de un nuevo barrio, el de Sunzhenski.
Los generales quieren hacer ondear cuanto antes la bandera tricolor rusa en el palacio presidencial checheno, aunque es seguro que Aslán Masjádov no se encuentra en él desde hace tiempo. Para conseguir ese objetivo, de gran valor simbólico, hay que conquistar el centro de la ciudad, lo que, tal como hasta ahora se desarrolla la batalla, supondrá duros choques calle a calle, casa por casa y cuerpo a cuerpo. La artillería, la aviación y los tanques no se bastan por sí solos para destruir a los boievikí, que han creado un sistema de comunicaciones a través de sótanos y alcantarillas que les dota de una gran movilidad. También bajo tierra se encuentran decenas de miles de civiles inocentes, que aguantan como pueden el diluvio de fuego, se juegan la vida cuando salen a buscar comida y que, pese a todo, no quieren arriesgarse a utilizar los "corredores humanitarios" para abandonar la ciudad.
Es imposible disponer de información fiable sobre lo que está ocurriendo en el corazón de Grozni, pero está claro que el asalto ruso está muy lejos de ser el paseo triunfal con el que se quería vengar la humillación de la Nochevieja de 1994, cuando centenares de soldados rusos perdieron allí la vida frente a sus destruidos y humeantes tanques.
Los federales consolidan sus posiciones en las afueras de la ciudad y avanzan con gran dificultad hacia el centro, sobre el que efectúan incursiones esporádicas, pero que todavía parecen lejos de dominar.
Ayer las tropas rusas en Grozni se colocaron en situación de "alerta química" tras la explosión de un artefacto que, presuntamente, contenía cloro. Según informó el alto mando ruso, las unidades de avanzada disponen de máscaras y trajes especiales para la guerra química. La explosión produjo una nube de humo que se expandió por todo el caso urbano de la capital chechena.
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