Aznar advierte del riesgo que implica poner en entredicho la Constitución

El Gobierno ha recibido con perplejidad las críticas de CiU por su supuesta "pasividad" ante la tregua de ETA y les atribuye fines electoralistas. El propio José María Aznar, su blanco directo, advirtió ayer de que quien ponga en entredicho la Constitución y el sistema político de los últimos 20 años "cuestiona las bases de la convivencia de los españoles". El presidente pidió "responsabilidad" a todos los partidos y el vicepresidente Francisco Álvarez Cascos instó a Josep López de Lerma, portavoz de CiU, a que rectifique "con urgencia" sus acusaciones.La sorpresa que ha supuesto para el Gobierno la irrupción de CiU en la polémica sobre si hace bien o mal en mantener la tensión con el PNV y respecto a si desde La Moncloa se podía haber hecho algo más durante el alto el fuego de ETA para lograr la paz definitiva se hizo patente ayer.

La prudencia de los nacionalistas catalanes la rompió su portavoz parlamentario, Josep López de Lerma, que acusó al presidente, José María Aznar, de no haber estado a la altura de un estadista al haber mantenido una actitud "pasiva, hierática" en relación con las negociaciones con los terroristas.

Aznar no respondió ayer directamente, sino aludiendo al marco jurídico-constitucional. "Los españoles no tenemos un problema con nuestra Constitución ni con el modelo político que ha hecho de los últimos 21 años los mejores de la España moderna", dijo en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid, en la que se entregaron las medallas de oro de esta institución a dos de sus ex presidentes, Jesús de la Serna y Luis María Anson, y en la que se recordó a su abuelo, Manuel Aznar, que también ocupó ese cargo.

"La historia de la Constitución de 1978 es la historia de un éxito. Jugar con eso, no darse cuenta del peligro que corremos si cuestionamos las bases de nuestra convivencia, es algo que no merecen los españoles", advirtió Aznar. "Nadie me encontrará en esa actitud, con o sin elecciones a la vista. Sólo me queda esperar que el sentido de la responsabilidad sea mantenido por todos", concluyó.

Casi simultáneamente, desde La Moncloa, el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, ante varias cadenas de televisión, reconoció que las críticas de CiU son "desconcertantes" y, a su juicio, "irresponsables e injustas". "Pido a López de Lerma que rectifique urgentemente", apuntó; "no es bueno que un grupo político que se caracteriza por la moderación y la capacidad de diálogo dé en estos momentos una imagen de distanciamiento, ya que perjudica las reglas del juego democrático".

Cascos evocó las "relaciones fluidas" del Gobierno del PP con CiU y, en concreto, con López de Lerma, por lo que concluyó que todo tiene que ver con las urnas que vienen y, en ese sentido, ironizó con que el portavoz de la coalición catalana debe de estar aquejado del "mal electoral".

A su vez, el portavoz parlamentario de los populares Ignacio Gil Lázaro afirmó que, al contrario de lo que sostiene CiU, el Gobierno "ha desarrollado iniciativas valientes, coherentes con su responsabilidad y transparentes" respecto a la tregua de ETA.

En "soledad"

Mientras tanto, en la línea de los últimos días, el PSOE e IU volvieron a discrepar del Ejecutivo. Los socialistas viven con especial irritación la acusación gubernamental de que son "tibios" o "ambiguos" en lo que se refiere al proceso de paz por el hecho de que no se pongan a su lado en su controversia con el PNV. Así, la secretaria general de su grupo parlamentario, María Teresa Fernández de la Vega, destacó "la soledad" del Gobierno en este asunto por su afán de pelearse con todos los demás.

Las referencias de Aznar al respeto y la defensa de la Constitución suponen otro elemento para la polémica. "Los socialistas", dijo Fernández de la Vega, "aprobamos esa asignatura hace mucho tiempo y los dirigentes del PP no tienen legitimidad moral, ni ética ni política, para darnos lecciones".