El líder de Unidad, nueva estrella en ascenso
Serguéi Shoigú, ministro para las Situaciones de Emergencia y líder de Unidad, declaró ayer que aún no ha optado entre el Gobierno y la Duma. Antes de tomar su decisión, añadió, consultará con el presidente y con el jefe de Gobierno. Hace tres meses se puso incondicionalmente al servicio de ambos al aceptar poner en pie un partido virtual, carente incluso de programa y sin otro objetivo que perjudicar al bloque de Yuri Luzhkov y Yevgueni Primakov."Me digo a mí mismo: no te metas en política, continúa con tu trabajo". Shoigú podía haberse ahorrado esta declaración, efectuada en septiembre de 1998, durante una de las muchas crisis de las que ha sabido escapar indemne durante más de ocho años. Ya sea por lealtad a Borís Yeltsin o por simple ambición, este ingeniero nacido en la república de Tuvá en 1955, ha terminado haciendo política y, lo que es peor, utilizando su cargo para ello.
Pese a tomarse teóricamente unas vacaciones para participar en la campaña electoral, financiada en la práctica por el Kremlin, Shoigú volvió al tajo y buscó votos donde era más fácil cosecharlos: Chechenia. La televisión estatal se puso a su servicio y le mostró repetidamente en "misión humanitaria" en la república caucásica.
Shoigú, con su aspecto de buen chico que cualquier madre querría que su hija invitase a cenar, es uno de los rostros más populares de Rusia. En un país marcado por las catástrofes naturales, siempre ha estado en primera línea después de terremotos, inundaciones, sequías, huracanes, incendios, epidemias e incluso atentados. Ahora, por lealtad o ambición, colabora para evitar otra catástrofe que sería natural en cualquier país menos en Rusia: que Yeltsin y su entorno dejen el poder.
