Macao y sus mafias
TRAS MÁS de 400 años, China recuperó ayer el territorio de Macao. Portugal, la primera potencia europea en instalarse en Asia, pierde así la última colonia de su viejo imperio. El pequeño enclave, de 450.000 habitantes, puede ser un regalo envenenado para el régimen de Pekín, pues si este centro de casinos, una especie de Las Vegas oriental, al que, además de turistas, acude la nueva clase adinerada china, puede suponer una fuente de ingresos, también corre el riesgo de importar los problemas de corrupción y violencia mafiosa.Bajo el principio de un "país, dos sistemas", aplicado en Hong Kong, Macao conservará un régimen en principio democrático, aunque su Ley Básica está llena de ambigüedades respecto a la suspensión por China de algunos de los derechos básicos de los habitantes de la ex colonia. Pero, para Pekín, la retrocesión supone un paso más en la superación de un pasado en el que las potencias occidentales le habían dictado condiciones y arrebatado el control de algunos territorios.
Los actos oficiales han venido precedidos de numerosas detenciones, y en ellos había más policías que invitados: no sólo por el temor a las protestas que intentaban los seguidores de la perseguida secta Falun Gong, sino por la posible violencia entre bandas mafiosas. Sin embargo, éstas se han mantenido tranquilas en los últimos días, pese a la tensión que generan, por una parte, los intentos de ocupar el lugar de Wan Kuok-koi, el padrino de la tríada más poderosa, la 14K, condenado y encarcelado; y por otra, el repliegue a Macao de delincuentes de Hong Kong, donde está prohibido el juego. Y finalmente, la toma de posiciones con vistas al 2001, en que expira el actual régimen de concesiones sobre el juego en Macao.
En esas condiciones, si a Portugal le cuesta poco dejar su última colonia, incorporarla puede causarle a China serios quebraderos de cabeza: no sólo querrá evitar matar esta gallina de los huevos de oro, sino aprovechar su recuperación para remozarla.
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