Reproches contra CDC en el informe de gestión de Unió

VIENE DE LA PÁGINA 1 El informe de gestión presentado ayer en el congreso de Unió y aprobado por un 98% de los votos supone en su parte principal una retahíla de reticencias y reproches contra sus socios de Convergència Democràtica. Y alerta de que Unió nunca se fusionará con CDC ni es partidario de la ruptura de la coalición, tan sólo demanda una "refundación" del marco de relaciones, que será objeto de debate en el congreso extraordinario tras las elecciones generales.

El aplazamiento de esta discusión por parte de Unió es lo que ha hecho posible que CiU se presente cohesionada en este año electoral, y así se mantendrá hasta los próximos comicios legislativos de marzo. Ha sido Duran Lleida el artífice de esta paz y el que, en definitiva, ha impregnado de aires nuevos a la coalición. Por dos veces en el informe se indica que una de las causas de la pérdida de votos en las autonómicas fue el hecho de presentar, por sexta vez consecutiva, al mismo candidato a la presidencia de la Generalitat, Jordi Pujol.

Las nuevas relaciones entre los socios deben establecerse de tal manera, según el informe de gestión que presentó Ignasi Farreres, que "no se imponga una sobre la otra" o se anule una "para quedarse y garantizar la supervivencia de la otra". En otro párrafo se afirma: "No ha de hacerse de la adscripción partidista causa de promoción ni de exclusión en cualquier ámbito de responsabilidad pública".

"Prepotencia"

Media docena de delegados se quejaron públicamente en el congreso de la "prepotencia" de los dirigentes de Convergència, concretamente de Artur Mas, quien afirmaba ayer en una entrevista que es "normal que Unió esté en contra de la fusión, porque es el partido pequeño".

Los democristianos también se quejaron de la estigmatización que a veces sufren por parte de los políticos convergentes, por ejemplo cuando propusieron superar la negociación bilateral de CiU con el Gobierno central y extenderla a un pacto de Estado, o cuando se acusó a Unió de abrir el debate de la sucesión de Pujol. En el primero de los casos, CiU ha acabado por adoptar esta actitud, y en el segundo fueron los líderes de CDC quienes empezaron a debatir el pospujolismo, se afirma en el informe.

Con tan sólo dos votos en contra, los 1.112 delegados en el congreso aprobaron el balance de los resultados económicos del partido. En la actualidad, Unió arrastra una deuda cercana a los 400 millones de pesetas, fruto de la política de implantación territorial que aplicó antes de las elecciones municipales de 1995. Sin embargo, el déficit ha ido reduciéndose progresivamente y la deuda acumulada en los últimos cuatro años es de 54 millones de pesetas. Los dirigentes democristianos confían en saldar los créditos gracias a la devolución del patrimonio histórico del partido.