Fomento dilata el informe de un accidente aéreo en Canarias

El 27 de agosto de 1998 una avioneta se estrelló en el mar cuando preparaba su aterrizaje en el aeropuerto de Arrecife (Lanzarote). Sus cuatro tripulantes murieron en el acto. Un juzgado de la isla ha advertido al Ministerio de Fomento de que incurrirá en un delito de desobediencia a la autoridad judicial si no envía el informe de la comisión de investigación que estudia el siniestro. Transcurrido el plazo, el dictamen oficial sigue sin llegar al juzgado.

La muerte del piloto comercial José Antonio Roca Rey, de 40 años, y de sus tres pasajeros cuando volvían de sobrevolar el volcán Timanfaya continúa sin aclarar. Su cadáver apareció 40 días después del accidente y a la avioneta, una Cessna 172, se la tragó el mar. Todo apunta a que la estela turbulenta de un Boeing 757 de la compañía británica Air 2000 provocó que la aeronave ligera se quedara sin sustentación y perdiera el control aerodinámico.El controlador de la torre de Lanzarote Germán García, que autorizó el aterrizaje del Boeing cuando la avioneta esperaba permiso para descender, es el único imputado por el juzgado que investiga el caso. Los letrados que representan a la familia de Roca acusan a García de un presunto delito de homicidio imprudente y señalan a AENA como responsable civil subsidiario.La juez Olga Bautista, titular del Juzgado de Instrucción número uno de Arrecife, ha solicitado en cuatro ocasiones al Ministerio de Fomento el informe de la Comisión de Investigación de Aviación Civil creada para estudiar las causas del accidente. La cuarta, con una seria advertencia de incurrir en un delito de desobediencia, fue el pasado 23 de octubre. Pero transcurrido el plazo de diez días dado por la juez, el silencio ha sido la respuesta.

Desde el ministerio que dirige Rafael Arias-Salgado se señala que "el informe no se ha concluido todavía". La ley establece que los informes sobre siniestros aéreos deberán concluir, "si es posible", en un periodo inferior a doce meses.

Pero el silencio administrativo no es la única característica de esta investigación. Al ocurrir el accidente, el controlador imputado, que obtuvo su licencia un año antes, estaba acompañado de un amigo (pese a que la torre es un área restringida), había trabajado ocho días ininterrumpidos y al siguiente continuó su jornada. La juez le citó tres veces, la última con advertencia de detenerle, para que fuera a declarar y en las anteriores el director del aeropuerto justificó que estaba de vacaciones.

El capitán del Boeing 757 , localizado por la familia de Roca en Londres, declaró en el juzgado de Arrecife que tras el accidente se puso en contacto con las autoridades españolas por si era necesaria su colaboración. "Y no he obtenido respuesta de la misma", dijo.

Las cintas de las conversaciones entre el piloto fallecido, el comandante del Boeing y la torre de control entregadas al juzgado son incompletas, según han reconocido el propio imputado y el piloto británico. Esperanza Ruiz, la viuda del piloto, asegura que AENA no le ha dado "ni el pésame".