Una torre romántica
Aún hoy, con las interferencias que provocan la carretera que une Durango con Vitoria por el puerto de Urkiola o las industrias de este populoso valle, la torre de Etxaburu mantiene el porte amenazador que tuvo en sus mejores tiempos medievales. Este monumento, recientemente restaurado, es un buen comienzo para descubrir los rincones de la localidad vizcaína de Izurza, una centenaria anteiglesia que pasa inadvertida al estar cruzada por la BI-623, pero que cuenta con rincones que son inimaginables desde la orilla de la carretera.Uno de estos es, por supuesto, el de la citada torre de Etxaburu. Los cuentos de hadas, una escena bucólica, aquella batalla medieval, incluso un romance agónico como el de Romeo y Julieta, pueden imaginarse en este rincón del Duranguesado, antesala del parque natural de Urkiola.
La apreciación por este edificio singular donde los haya en Vizcaya ya llamó la atención del ilustrador Delmás en el pasado siglo, quien la alabó con veneración romántica. Y no es de extrañar. Etxaburu está situada sobre una roca horadada, salpicada de arbustos, a la vera de un arroyo que baja directamente de la montaña. Con estrechas ventanas ojivales que también podrían ser saeteras, los orígenes de esta torre se remontan en la profundidad de los siglos.
Así, la primera leyenda (o la más conocida) que se ha recogido sobre la celebérrima torre de Izurza cuenta cómo su construcción está vinculada con un terrible jabalí, que se refugiaba en la cueva de la peña de Etxaburu y que tenía aterrorizada a toda la comarca.
Lope de Ondino
En éstas llegó un esforzado guerrero, de nombre Lope de Ondino, quien atacó a la fiera a la salida de su guarida, auxiliado únicamente (dice la leyenda) con una lanza y un lebrel. Como se esperaba por parte de los vecinos, Lope de Ondino triunfó sobre la bestia y en el lugar de la refriega fundó una triunfante torre fuerte, estandarte imprescindible para el término de Izurza.
Ésta es, como tantas otras, una forma de contar los inicios de una casa fuerte que, aunque no fue de las más notorias de las del territorio vizcaíno, sí que estaba en un lugar definitorio en su época. Es cierto que parece extraño para las gentes de hoy que este recodo, a la sombra de unas rocas, pueda ser estratégico. Buena muestra de la transformación de los espacios decisivos para un territorio.
La noticia histórica más antigua que se tiene de la casa de Etxaburu es, sin embargo, muchísmo más reciente, de la Baja Edad Media citada. Y ya, después, hay que acudir a Lope de García de Salazar y sus Bienandanzas y fortunas (escritas en el siglo XV) quien emparenta el solar de Etxaburu con el de Ibargüen, muy difundido éste por toda Vizcaya y el valle alavés de Aramaio, donde sus fechorías han llegado hasta hoy.
Etxaburu se asienta en un paraje cuidadosamente seleccionado para el control del territorio. La defensa propia la confía a la solidez de los muros y a su ubicación sobre el roquedo, la vigilancia es fácil desde aquella discreta atalaya, las fuentes económicas las constituyen los prados y los bosques cercanos y las corrientes de agua, el camino tampoco está alejado de la torre...
Aún así, el acastillamiento de Etxaburu es casi una excepción dentro de Vizcaya, donde las torres fuertes prefieren el fondo de los valles, el contacto con el tráfico, los caminos, los puentes, los ríos, los molinos, como es, precisamente, el caso de las otras dos torres del pueblo.
Eso sí, no hay que andar con imaginaciones librescas; la torre de Etxaburu tiene la peculiaridad de su ubicación, pero su función y uso fueron los mismos que los de las de Bekotorre y Lejarza, las citadas que se encuentran en este pequeño pueblo vizcaíno.
Las imágenes que quedan de esta edificación secular -cuya construcción remontan algunos a tiempos de los romanos- la muestran desvencijada, con el tejado medio hundido y utilizada como caserío. Afortunadamente, la restauración reciente ha permitido que se conserve en su integridad, con un interior vacío de mobiliario, pero que respeta la distribución original de la torre, sin tabiques y sin vanos.
La visita a Izurza, afortundamente, no se queda en la torre de Etxaburu, ni en las otras dos citadas. Este municipio de algo más de cuatro kilómetros cuadrados (el más reducido del Duranguesado), es una excelente plataforma para conocer el parque natural de Urkiola. No en vano, junto a Etxaburu, la Diputación ha habilitado un albergue, muy utilizado por grupos de chavales aficionados a la montaña.
Izurza se encuentra rodeado por la peña de Unzillaitz, el pico de Mugarra y las estribaciones del Eskubaratz. Los aficionados a la montaña reconocerán estas cimas como algunas de las emblemáticas en el País Vasco, primas hermanas de la cumbre por excelencia del Duranguesado, el Anboto.
La fundación de Izurza hay que relacionarla con la merindad de Durango, siempre con la consideración administrativa de anteiglesia. La disposición del pueblo ofrece buena muestra de ello: frente a la estructura cerrada de la villa, se presentan caseríos dispersos, muchos de los cuales todavía mantienen la vida tradicional de esta unidad económica tradicional vasca.
Pan de Mañaria
Así es, sin ir más lejos, en el caserío anterior a la torre de Etxaburu (que, por cierto, pertenece al municipio de Mañaria) se vende pan de leña, recién cocido todas las mañanas. Este caserío, de arquitectura característica en el Duranguesado, como tantos otros en esta comarca conserva un tipo de estructura económica casi autosuficiente, basada en la huerta y la ganadería no trashumante. Y complementada, todo hay que decirlo, por las industrias que salpican esta zona vizcaína.
Etxaburu es un ejemplo claro de que, a pesar de la degradación ambiental que han sufrido las localidades del Duranguesado, todavía se pueden encontrar lugares de una belleza romántica, ajenas al humo de las industrias más contaminantes. Como si el hechizo de Lope de Ondino todavía se mantuviera.
Datos prácticos
Cómo llegar: La torre de Etxaburu se encuentra a la salida del municipio de Izurza en dirección a Urkiola, después de tomar una desviación a la derecha. Izurza está a la salida de Durango por la BI-623. Para llegar aquí desde Bilbao o San Sebastián hay que tomar la N-634 o la A-8 y, una vez en Durango, dirigirse a Izurza por la citada BI-623. Desde Vitoria, se accede por la N-240 hasta Villarreal, donde se toma el desvío a la BI-623 por el puerto de Urkiola.Alojamiento: En Izurza no hay ningún establecimiento hotelero, pero en el cercano Durango se encuentran el Gran Hotel Durango (tel. 94 6217580), el Hotel Kurutziaga (94 6200864) y el Hostal Juego de Bolos (94 6811099). En cuanto a casas de agroturismo, en el Duranguesado hay varias. Las más cercanas son: Bizketxe en Abadiño (94 6811923) y, en Atxondo, Inmite-Etxebarria (94 6231659) y Arabio-azpikoa (94 6583342).
Comer: El único restaurante que se encuentra en Izurza es Azkonizaga (94 6812025). Ya en el cercano Durango se puede acudir a Ametz (94 6202091), Anboto (94 6811020), Botafumeiro (94 6203571), Azoka (94 6811596), Gaur (94 6816699), Gaztelua (94 6816722) y Gorrotxa (94 6810368).
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