Heineken tiene que vender el 17% de sus fábricas para poder comprar Cruzcampo
El Consejo de Ministros aprobó ayer la compra de Cruzcampo por parte de Heineken, aunque le impuso fuertes exigencias para no entorpecer la competencia en el mercado cervecero. Heineken, que controla El Águila, concentra con la compra de Cruzcampo el 40,1% del mercado, por lo que se le exige que venda al menos el 17% de la capacidad de producción y ese mismo porcentaje de sus almacenes. Asimismo, le obliga a desprenderse de varias marcas.
El Consejo de Ministros ha impuesto estas exigencias en base al informe que ha elaborado el Tribunal de Defensa de la Competencia, en el que se señalaba que en algunas zonas del mercado nacional, como por ejemplo la Comunidad de Andalucía, este control del mercado se situaba por encima del 75%. El informe del Tribunal imponía unas condiciones aún más duras para esta concentración, aunque finalmente el Gobierno ha dado la autorización con seis condiciones.La primera es que, en un plazo de tres meses, el Grupo Heineken-Cruzcampo debe eliminar todas las condiciones de exclusividad en los acuerdos que mantenga con el sector de la hostelería. Además, no deberá firmar ningún contrato de exclusividad en un periodo de cinco años. La segunda condición es que, en el plazo de tres meses, Heineken-Cruzcampo ha de restringir los acuerdos de licencias de producción o distribución de marcas que mantenga con terceros, excepto las marcas Guinnes y Kaliber. No podrá hacer ningún acuerdo de producción o distribución de marcas de terceros durante cinco años. La tercera condición es que Heineken-Cruzcampo venderá todas las marcas que no sean El Águila, Heineken y Cruzcampo, excepto las cervezas sin alcohol. Las marcas más importantes de las que debe desprenderse son Alhambra, Estrella del Sur, Keler, Calatrava, Victoria, Guinnes, Henninger, Miller, Carlberg, Skol, Kaliber y Kilkenny. La cuarta condición es que debe vender activos productivos de al menos el 17% de la produción y los almacenes en España. La quinta condición es que, junto a los derechos de las marcas, activos productivos y almacenes, debe desprenderse de la información confidencial y los derechos de propiedad y conocimientos específicos. Y por último, se obliga al grupo cervecero a presentar al Servicio de Defensa de la Competencia un plan confidencial y detallado de cuáles son los activos que venderá y será ese departamento de Economía el que debe aceptar expresamente el comprador de los mismos.
En la actualidad el grupo Heineken-Cruzcampo cuenta con siete fábricas de las 21 que están abiertas en el territorio español. Heineken, que controla El Águila, posee fábricas en Madrid y en Valencia. Cruzcampo tiene fábrica también en Madrid y Valencia y además en Navarra, Jaén y Sevilla. Lo lógico es que la empresa se desprenda de una de las fábricas de Madrid y otra de Valencia. El vicepresidente de Heineken, Anthony Ruys, dijo ayer que su grupo estudiará muy detenidamente las condiciones impuestas por el Gobierno español. Fuentes de El Águila han señalado que la empresa celebra esta autorización del Gobierno y añadieron que sobre las condiciones impuestas "será el consejo de administración de Heineken el que tiene que estudiar detenidamente sus implicaciones en el futuro". Esas fuentes no quisieron entrar a valorar si las limitaciones impuestas harán que la multinacional holandesa se plantee el renunciar a la operación.
La venta del 88% del capital de Cruzcampo a Heineken se produjo el pasado día 10 de junio. La irlandesa Guinness ingresó 108.000 millones de pesetas por una empresa que había comprado en 1990 por 98.000 millones de pesetas y que no logró a lo largo de esos años los beneficios esperados por sus propietarios.
Desde el primer momento, la operación suscitó algunos interrogantes debido a la fuerte presencia de Heineken a través de El Águila y por las características del mercado español. Ayer Cruzcampo celebró junta de accionistas, en la que se aprobaron las cuentas del pasado ejercicio finalizado en agosto. El beneficio ascendió a 9.801 millones, con un aumento del 44%.
El mercado cervecero español lleva varios años estancado y las empresas productoras ganan cuota comprando fábricas. En el año 1998 la producción de cerveza fue de 24,7 millones de hectolitros, con un aumento de tan sólo el 0,9% sobre el año 1997.
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