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Kohl reconoce que apoyó a su partido en el Este con 100 millones ilegales

Pilar Bonet

Helmut Kohl dio anoche por primera vez cifras sobre el dinero ilegal que supuestamente pasó por sus manos, tras serle entregado "en efectivo" por donantes anónimos de nacionalidad alemana, cuyo nombre se negó a revelar. En una larga entrevista televisiva, el ex canciller alemán dijo haber recibido entre 1,5 millones de marcos y 2 millones de marcos (de 126 millones a 168 millones de pesetas) en el periodo comprendido entre 1993 y 1998 y aseguró que el dinero se había destinado a ayudar a la Unión Cristiana Democrática (CDU) en las regiones del Este del país (el territorio de la antigua República Democrática Alemana).¿Ahora qué?, señor Kohl, fue el programa donde el artífice de la unidad alemana explicó su versión de los sucesos que erosionan la imagen pública del que fuera presidente de la CDU durante 25 años (1973-1998) y canciller federal durante 16 (1982-1998). A juzgar por las primeras reacciones de politólogos y políticos, el público se quedó insatisfecho y espera más detalles. Kohl dejó numerosas preguntas por contestar y negó en redondo que supiera algo del millón de marcos procedentes de un comerciante de armas que el tesorero de la CDU recibió dentro una maleta en Suiza en 1991.

Kohl estaba ayer visiblemente tenso, pero controlaba bien sus reacciones y logró trasmitir el mensaje que quería. Kohl empleó una dosis de nacionalismo para justificar por qué un complejo de decenas de miles de viviendas de propiedad estatal, pertenecientes a la sociedad Patrimonio Ferroviario, habían sido vendidas no al mejor postor, sino a la empresa en la que participaban los esposos Ehlerding de Hamburgo. La razón fue que los mejores postores eran japoneses y gente de "otra mentalidad", afirmó Kohl, según el cual tanto el actual presidente federal, Johannes Rau, como el canciller Gerhard Schröder, por entonces dirigentes de Renania del Norte-Westfalia y Baja Sajonia, respectivamente, estaban en contra de que las viviendas fueran entregadas a los japoneses. Kohl negó que la adjudicación tuviera algo que ver con el donativo de 3,4 millones de marcos entregados por los esposos Ehlerding. Su contribución a la CDU en los últimos dos años ha sido de 5,9 millones de marcos.

Callejón sin salida

Kohl recurrió a la política para explicar que el dinero en efectivo recibido entre 1993 y 1998 había ido a parar a comisiones de asuntos sociales en los Estados federados del Este de Alemania. Según el canciller, la CDU estaba en un callejón sin salida y necesitaba dinero "urgentemente" para poder competir en el Este con el PDS (los ex comunistas de la RDA), que según Kohl, "tenían mucho dinero".

Kohl dijo que no había abierto ninguna cuenta corriente, sino que había entregado el dinero a los responsables "en efectivo", tal como lo recibió. El ex canciller dijo que no veía "nada extraño" en este procedimiento, pero admitió ser consciente de que había transgredido tanto la ley de financiación de partidos como la ley fundamental, y eso cuando todavía estaba vivo el escándalo Flick, que conmovió los cimientos de la política alemana.

Kohl hizo cuentas y dijo que la cantidad no declarada que había pasado por sus manos era de unos 300.000 marcos por año.

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El ex canciller insistió en que jamás había recibido sobornos y negó en redondo que se hubiera producido corrupción al adjudicar la privatización de refinería de Leuna, en el Este de Alemania, a la francesa Elf Aquitania. En aquel caso, Kohl optó por entregar la empresa a un inversor extranjero, porque en Alemania Occidental "por razones del mercado" no había interesados en salvar los 20.000 puestos de trabajo que estaban en juego.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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