El partido de Kohl recibió dinero de una empresa favorecida en una privatización
El torbellino de acusaciones en el que se ve envuelta por su manejo de donaciones la Unión Cristiana Democrática (CDU) adquirió ayer una nueva dimensión al conocerse que los democristianos, poco antes de dejar el Gobierno, en septiembre de 1998, recibieron un total de 3,3 millones de marcos (280 millones de pesetas) en donaciones por parte de los accionistas mayoritarios de la sociedad de capital riesgo WCM.
Apenas tres meses antes, el Gobierno de la CDU había dado su visto bueno a la venta de 114.000 viviendas de propiedad estatal a un consorcio en el que participa con un 30% esta misma compañía de capital riesgo. Otra donación de 2,57 millones de marcos se efectuó en noviembre pasado. Tanto la CDU como la empresa WCM negaron ayer cualquier relación entre las donaciones y la venta de las viviendas de la sociedad estatal Patrimonio Ferroviario. "El partido sigue agradecido por estas generosas donaciones", escriben en un comunicado los democristianos. "Apenas hemos cumplido nuestro deber como ciudadanos y otros también lo deberían hacer así", afirmó en conversación con EL PAÍS un portavoz de Karl Ehlerding, accionista mayoritario de WCM. De hecho -a diferencia de las polémicas cuentas paralelas gestionadas por el ex canciller Helmut Kohl-, la donación de 1998 consta en el informe oficial que deberá ser presentado por la CDU ante el Bundestag, la Cámara baja del Parlamento.
"Yo no sabía que la beneficencia no tiene límites", afirma, en cambio, el parlamentario de Los Verdes Matthias Berninger, que ayer dio a conocer estos pagos. "Se trata de las donaciones más altas recibidas por la CDU en los últimos años", subraya. En total, las donaciones efectuadas por Karl Ehlerding y su esposa en 1998 y 1999 alcanzan los 5,9 millones de marcos (501 millones de pesetas). El segundo mayor donante en 1998 fue el Deutsche Bank, con 508.000 marcos.
La CDU podría tener problemas con el párrafo 25 de la Ley de Partidos, en la que expresamente se prohíbe aceptar donaciones "claramente concedidas con la esperanza de obtener una determinada ventaja económica o política". Los pagos de los Ehlerding, sin embargo, fueron posteriores a la decisión gubernamental.
La sociedad de capital riesgo WCM participa con un 30% en el consorcio que en junio del año pasado obtuvo el visto bueno del ministro de Transporte democristiano, Matthias Wissmann, para adquirir, por 4.600 millones de marcos (391.000 millones de pesetas), las 114.000 viviendas en manos de la Deutsche Bank.
En este consorcio participan también varias sociedades inmobiliarias, algunas de ellas públicas. WCM y sus socios ganaron el concurso pese a que otro grupo, encabezado por el banco japonés Nomura, ofreciera mil millones de marcos más. Este hecho ha llamado también la atención de la Comisión Europea, que, según recientes declaraciones de su comisario de la Competencia, Mario Monti, está investigando el caso.
Los democristianos aducen que la oferta superior fue rechazada sobre todo para proteger a los inquilinos. A su haber presenta dos cartas, datadas en mayo de 1998, en las que el entonces consejero de Economía de Renania del Norte-Westfalia, el socialdemócrata Wolfgang Clement; el consejero para la Construcción del mismo land, el verde Michael Vesper, y el jefe de Gabinete del mismísimo Gerhard Schröder (entonces aún primer ministro de Baja Sajonia) se pronuncian en contra del consorcio del Banco Nomura por el mismo motivo.
Pese a que los 4.600 millones de marcos figuran ya en los Presupuestos federales, la venta todavía no se ha realizado: recientemente, un tribunal en Francfort dio razón al comité de empresa del Patrimonio Ferroviario, que adujo que la privatización significa "la disolución de una prestación social empresarial".
Entretanto, el diario Berliner Zeitung informaba ayer de nuevos detalles sobre presuntas irregularidades en la financiación de la CDU, relacionadas con la compra de la refinería germano-oriental Leuna por parte del consorcio francés Elf-Aquitaine, informa Efe. Según el rotativo, el extesorero de la CDU Walther Leisler Kiep trabajó como asesor para Elf-Aquitaine en 1992, con conocimiento de Helmut Kohl, y recibió comisiones que en parte pudieron ir a parar a las cuentas paralelas de la CDU.
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