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CRISTINA GARCÍA RODERO FOTOGRAFA "A veces lo más interesante está alrededor del hecho"

Considerada como una de las creadoras imprescindibles de la fotografía española contemporánea, Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) ha centrado su trabajo documental en el cuerpo, como víctima de sacrificio y como objeto de placer. En estas tareas anda últimamente, recorriendo festivales de cine erótico, salas de strip-tease o grandes celebraciones dionisiacas que se celebran en distintos países americanos. Esta fotógrafa, que reivindicó y dignificó las fiestas populares españolas, ofreció el lunes en Vitoria una conferencia, acompañada de numerosas imágenes con las que recorrió su dilatada carrera profesional.Entre ellas está una realizada en la plaza de toros vitoriana a un conjunto de enanos toreros a los que Cristina García Rodero conocía de Mexico y que, a pesar de ser un retrato solicitado, es una de sus preferidas. La fotógrafa manchega era muy crítica al principio con este tipo de peticiones: "No se puede imaginar hasta que punto sufría de alergia cada vez que alguien se ponía delante. Ellos no se dan cuenta, pero tú a lo largo del año haces decenas de reportajes. Las gentes que te piden una foto se creen muy listas, muy sabias, muy graciosas y no se están dando cuenta del cansancio que supone el que se pongan 20 personas a lo largo de un día haciéndote monadas".

Sin embargo, con el tiempo, ha sabido aprovechar la intromisión del público en su trabajo. "La experiencia ya me ha dicho que todo hay que aprovecharlo, aunque rara vez te sale una imagen buena cuando se ponen delante, pero esto forma parte del reportaje y ya no rechazo a la gente. A veces su intromisión da agilidad a la composición", concluye García Rodero.

Su trabajo lo ha realizado siempre en lugares más que concurridos, abarrotados de personas, aunque "a veces las cosas más interesantes están en el entorno, no en el centro del acontecimiento", matiza la ganadora del Premio Nacional de Fotografía en 1996.

Lo que sí tiene claro es que "nunca" ha tenido miedo a la gente. "Cada vez me arrimo más por necesidad física y psíquica. Antes mi objetivo era el 35 milímetros y cada vez estoy pasando a unos angulares más extremos". Cristina García Rodero explicaba así los cambios técnicos que ha vivido su trabajo en los 25 años que lleva recorriendo pueblos y países detrás de las distintas manifestaciones humanas.

En esta tarea, le han beneficiado, en su opinión, dos cosas: su altura y su condición de mujer. En cuanto a lo primero, recuerda cómo "el hecho de ser pequeña me ha condicionado a estar siempre en primer término, porque cualquiera me tapa. Una vez alguien me dijo: "Cristina, tú tienes una enorme ventaja, el punto de vista desde abajo hacia arriba que siempre es mucho más interesante que desde arriba a abajo". Aunque yo creo que es absolutamente algo negativo el ser pequeña, porque agacharse siempre se puede".

Y en cuanto a su condición de mujer, la fotógrafa manchega destaca las ventajas que ha obtenido: "Ser mujer me ha beneficiado mucho porque la gente siempre se confía cuando te ve como mujer frente a una persona enérgica con barba; además se juega con los chistes que te puedan hacer las personas que participan en el acto que estás retratando".

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En todos estos años de imágenes, si hay un protagonista querido por García Rodero son los niños: "El valor de lo humano es lo que más me motiva. A mí la cámara me ha ayudado a relacionarme mejor con las personas y, entre estas, yo destacaría a los niños, un tema muy agradecido porque es delicioso. Ese misterio que puede tener la imagen, ese brillo que hace de una fotografía que sea excepcional surge muchas veces de la mirada de los más pequeños".

Sin embargo Cristina García Rodero ha creado sus mejores imágenes con la relación de los adultos con su cuerpo. "El trabajo que estoy haciendo ahora va un poco sobre el cuerpo y el espíritu. He estado en Venezuela, México, Haití, Estados Unidos en ritos purificadores y actos en los da lo mismo que sean católicos, ortodxos, santería o lo que sea. Me interesa ver cómo están apareciendo nuevas peregrinaciones purificadoras", confiesa.

Y lo último, lo que ha presentdo en Vitoria, son los espectáculos eróticos, casi pornográficos. "Llegué con cierto reparo, pero he comprobado que son gentes muy profesionales".

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