El hermano pobre de la escuela balcánica
Eslovenia trata de hacerse un nombre en el fútbol europeo a la sombra de su antigua relación con la antigua Yugoslavia. De ahí procede su escuela de juego. Otra cosa es su potencial, indiscutiblemente menor que el de Croacia y la actual Yugoslavia. Sin embargo, es una selección que se permitió una de las mayores sorpresas en la fase de repesca: eliminó a Ucrania, que contaba con Shevchenko y Rebrov en sus filas.Al frente del milagro hay que situar a Katanec, un larguirucho centrocampista que alcanzó la fama en el Sampdoria que dirigía Vujadin Boskov. Katanec oficia de seleccionador, con éxito a la vista de los buenos resultados que ha cosechado el equipo.
En la fase de clasificación, ocupó el segundo puesto en su grupo, por detrás de Noruega. Entre todos los participantes en la Eurocopa, parece el más débil. Su estrella es el habilidoso Zahovic, delantero del Olympiakos que jugó en el Oporto. Alrededor de Zahovic gira todo el equipo, combativo en grado sumo.
Algunos de sus jugadores comienzan a labrarse un nombre Europa. Pavlin, uno de los héroes en la victoria sobre Ucrania, es titular en el Karlsruhe alemán. A su lado, Karic se ha ganado el apodo de Bulldozer por su poderío.
El papel de Eslovenia parece menor en el torneo, aunque probablemente actúe como árbitro en cualquier descuido de españoles, noruegos o yugoslavos. Para Katanec, el hecho de alcanzar la fase final supera las previsiones sobre las posibilidades del equipo. En la fase de clasificación, perdió los dos partidos con Noruega y uno con Grecia en un grupo que también incluía a Georgia, Letonia y Albania.
La debilidad del grupo ayudó bastante a Eslovenia, que alcanzó la repesca sin apenas crédito. Su duelo con Ucrania parecía absolutamente desnivelado, pero los eslovenos jugaron como quiere Katanec: "Sólo somos capaces de conseguir buenos resultados si ponemos todo nuestro corazón en los partidos".
