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El feto de la mujer clínicamente muerta se mantiene en buen estado

El primer parte médico difundido por la dirección del hospital hospital de Cabueñes (Gijón), donde desde hace tres semanas se mantiene artificialmente con vida a una embarazada para salvar al feto, confirmó sus esperanzas de supervivencia. Los médicos calificaron el estado del nonato de "satisfactorio". La madre está siendo mantenida artificialmente con vida, con autorización judicial y en cumplimiento del deseo expresado por la gestante antes de fallecer.Según la nota oficial del hospital de Cabueñes, la mujer, de 34 años, y embarazada desde hace 26 semanas, permanece en la unidad de cuidados intensivos del centro hospitalario en situación de "muerte encefálica con electroencefalograma plano", tras haber sufrido una "hemorragia cerebral masiva".

El comunicado, firmado por el director médico del centro, Eugenio Avanza González, y por el jefe del servicio de la Unidad de Cuidados Intensivos, José Guerra Naranjo, reitera que el hospital de Cabueñes no aportará ningún otro tipo de información clínica, puesto que de esa manera pretende salvaguardar la intimidad de la paciente, y asimismo por atender a la indicación expresa de la familia.

"Incubadora natural"

Las constantes vitales de la mujer están siendo mantenidas mediante aplicación de métodos mecánicos de respiración asistida combinada con tratamiento farmacológico, con la intención de que siga actuando como "incubadora natural" durante al menos siete o diez semanas más.

Una vez llegados a ese punto se procedería a la extracción de bebé del útero de la madre por medio de una cesárea. Esta intervención también se llevaría a cabo en caso de que a la mujer le sobrevenga una parada cardiorrespiratoria irreversible.

No sería la primera vez que nace un niño con el peso actual de este feto -unos 700 gramos, según las informaciones facilitadas por el centro hospitalario-, si bien los médicos reconocen las dificultades que tendría para sobrevivir.

Se considera que ése es el plazo prudente que garantizaría la supervivencia del neonato fuera de la madre: entonces, a las 33 semanas alcanzaría un peso de 1,5 kilos y los pulmones y otros órganos vitales tendrían ya un desarrollo que permitiría la supervivencia.

La prolongación artificial de la vida de la gestante fue autorizada por un juez de Gijón, atendiendo a la voluntad expresada por la mujer antes de que su situación clínica se convirtiera en irreversible. Para el presidente de la Sociedad Internacional de Bioética, Marcelo Palacios, el procedimiento resulta "legitimado" . "Se trata de una situación de vida técnica", dijo Palacios. Cada día un equipo especializado realiza todo tipo de controles, análisis y ecografías del cuerpo de la mujer.

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