La cumbre europea estudiará sanciones a Rusia por su ofensiva en Chechenia

ENVIADO ESPECIALEl ultimátum ruso contra la población de Grozni -abandonar la ciudad o morir bajo las bombas- vence mañana, el mismo día en que concluye el Consejo Europeo de Helsinki, que, según afirmó ayer su presidente semestral, el primer ministro finlandés, Paavo Lipponen, no podrá asistir indiferente a la tragedia chechena. "El Consejo Europeo puede utilizar la presión económica para poner fin a la ofensiva rusa", declaró al diario local Turun Sanomat. Lipponen, desde la autoridad que le da su actual posición al frente de la UE, unía así su voz a la de los principales dirigentes europeos, que en las últimas horas han advertido a Moscú de que su actuación en Chechenia es intolerable.

El Consejo Europeo que comienza hoy en la capital finlandesa abordará la crisis chechena y las relaciones con Rusia en una sesión que debe resolver otro expediente delicado: normalizar las relaciones con Turquía ofreciéndole el estatuto de país candidato, aunque sea a muy largo plazo. Ayer, ante el Palacio de Congresos donde se celebra la cumbre, se manifestaron algunos kurdos, los chechenos de Ankara.En medios diplomáticos se considera que existe unanimidad entre los Quince para exigir a Rusia que busque una salida política al conflicto checheno y que detenga su intervención militar, que se considera desproporcionada y brutal, aunque por el momento nadie ha adelantado qué tipo de medidas concretas puede adoptar el Consejo Europeo.

En horas previas a la cumbre, las palabras más duras han llegado desde París, donde Hubert Védrine, jefe de la diplomacia francesa, manifestó ayer que esta crisis debe tener tratamiento prioritario en el Consejo Europeo. "Francia propondrá que la agenda sea modificada y que comencemos con esta cuestión a partir del viernes por la mañana", declaró Védrine a la emisora Europa 1.

A Francia, en línea con lo manifestado en días pasados por el primer ministro italiano, Massimo D"Alema, le resulta intolerable la política de tierra quemada de Moscú. "Condenamos esta brutal acción militar que golpea a la población civil de forma masiva e indiscriminada", prosiguió Védrine. "Una cosa está clara. Los rusos deben cambiar de política en Chechenia. Deben poner fin a esta tragedia chechena, porque si no acabará por ser una tragedia rusa".

La ayuda económica que facilita la UE a Rusia y los créditos del Fondo Monetario Internacional (FMI) son las palancas más a mano de los líderes europeos, que, sin embargo, pueden tener en cuenta el criterio del presidente norteamericano, Bill Clinton, quien el miércoles calificó como un "error" suprimir la ayuda a Moscú. El presidente del Gobierno español, José María Aznar, pareció ayer aprobar esta línea. Aznar se mostró prudente y dijo que hay que esperar al informe completo de la presidencia finlandesa antes de actuar. El presidente español se mostró reacio a dar por hecha la aprobación de sanciones, aunque apuntó que podría adoptarse alguna decisión con respecto a los créditos del FMI. Para Washington, los créditos que actualmente se suministran a Rusia tienden a consolidar su apertura a la economía occidental, y su supresión no haría más que aislarla y favorecer a las fuerzas más antioccidentales.

A juicio de Clinton, la comunidad internacional carece de medios para forzar a Moscú a renunciar a su política chechena. "Las sanciones deberían ser impuestas por las Naciones Unidas, pero no creo que eso fuera en nuestro interés o que contribuyera a resolver esta crisis", dijo el presidente norteamericano.

Preocupación humanitaria

Esta condescendencia de Washington ha sido criticada por la Federación Internacional de Helsinki (FIH) de los Derechos del Hombre, que ha dirigido una carta al presidente en la que sus miembros se dicen "preocupados por su sugerencia de que la ayuda económica (...) al Gobierno ruso no debería verse afectada por las violaciones masivas de los derechos del hombre y del derecho humanitario en Chechenia y en la región". La FIH considera que "la importante ayuda financiera y otros vínculos económicos entre el G-7 y Rusia constituyen un medio de presión que puede y debe utilizarse para mostrar a Rusia que va por el mal camino".

Javier Solana, artífice, como secretario general de la OTAN, de las relaciones de la Alianza con Rusia, deberá, ahora como alto representante de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) de la UE, negociar con Moscú una difícil papeleta. La guerra de Kosovo agrietó los vínculos de Rusia con la OTAN y la de Chechenia corre el riesgo de hacer naufragar las relaciones con la UE. El último Consejo Europeo ordinario, el de Colonia, que puso fin a la presidencia alemana, aprobó una estrategia común de la UE hacia Rusia, el primer paso de una política exterior común.