ASÍ HABLA... Julio Marvizón Sevillano tradicional y culto
A. R. ALMODÓVAR
El habla culta sevillana es una forma de andaluz bastante más restringida de lo que se suele creer. Casi se reduce al intramuros de la ciudad, es decir, a lo que estuvo protegido por las antiguas murallas, más algunos barrios históricos, como Triana. Fue ahí donde se forjó el característico seseo, allá por el siglo XVI, como rasgo dominante de un afán diferenciador, frente al castellano de la Corte.
Un curioso y revolucionario fenémeno que ya llamó la atención de los visitantes de la época. Así, el humanista Arias Montano (1527-1598), que nos dejó un precioso testimonio al observar, en su madurez, cómo se extendía rápidamente esa simplificación del par s/z (caso/cazo), en favor de la ese, y además con pronunciación distinta de la castellana.
Algunos estudiosos opinan que en tan poco tiempo no pudo desarrollarse un fenómeno tan importante, y que probablemente lo que ocurrió es que nuestro grande y secreto erasmista, que se había educado también en Sevilla, pero entre los muros de un seminario, no tuvo contacto de joven con el habla de la calle, donde ya se seseaba. En todo caso, el fenómeno es muy llamativo y andando los siglos el propio Menéndez Pidal lo identificó en un famoso artículo (Sevilla frente a Madrid) como una muestra del orgullo social del sevillano en la época más floreciente de la ciudad.
El habla de Julio Marvizón, el conocido meteorólogo de Canal Sur (también escritor de curiosos libros sobre otras materias), puede considerarse representativa de ese sevillano tradicional y culto, sin complejos, que se ha mantenido contra viento y marea entre las lindes históricas de la ciudad. Sevillano de la Puerta de Jerez, educado en las Escuelas Francesas (él dice lah-ehcuela fransesa), de madre y abuelos maternos de esa nacionalidad, y de padre y abuelos oriundos de La Algaba, un pueblo cercano a la capital, pero donde no se sesea habitualmente. Quiere esto decir que su sevillano es más bien aprendido en la calle y en el colegio, lo que confiere al caso una singular importancia como prueba de que es el rango social de este habla lo que imprime verdadero carácter.
Entre sus expresiones habituales le oiremos decir (por ejemplo el pasado día 2, en televisión): "Lah temperatura diurna no an sufrido cambioh-importante (...) Valoreh muy similareh a los de ayer (...) Lah másimah-en capitaleh de provinsia an ohsilao entre loh dieciocho que an compartido (...) Anunsiando para Andalusía tiempo ehtable". Esto es, seseo y plurales aspirados como norma habitual, con alguna zeta de reposición culta que descubre su paso por la Universidad (dieciocho, provincia, favoreciendo).
En algún momento llegará a contradecirse: Zona de Seuta (zona de Ceuta), que queda muy simpático. También rehúye otros usos coloquiales cuando pronuncia todas las eles finales en al final del día, litoral o sol. De charla con los amigos dirá más bien ar finá d´er día, litorá, só, d´ayé. No llega esta vigilancia culta al extremo de otras consonantes finales, y en lugar de Meteosat le escucharemos Meteosá, que ya está bien dehpachao.
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