Un Numancia inteligente se blinda en Los Pajaritos
El Celta, incómodo todo el partido, no pudo con la faena que propuso el equipo soriano
El Numancia jugó a cara de perro y se tragó sin apuros a un Celta artrítico, que esquivó desde el principio el duelo físico y muscular que planteó el equipo local. Nunca pudo el Celta jugar cómodo en Los Pajaritos: no tuvo a Karpin, sancionado, y Mostovoi adoptó su Mr.Hyde personal, el del pendenciero indolente que se abona a las trifulcas y se escapa de los partidos, más allá de su gol. El Numancia demostró ayer que la visita a Soria no será una excursión para los 12 equipos a los que todavía les falta jugar allí, como no lo ha sido para las siete que ya lo han hecho: nadie ha ganado todavía en Los Pajaritos, e incluso han caído dos líderes -el Rayo, hace dos semanas, y el Celta ayer-.El mérito del Numancia estuvo en retrasarle al equipo vigués su centro de gravedad. Cuando el partido ronda cerca de la línea de Mostovoi, Gustavo López y Karpin, el Celta juega con comodidad, y brillo. Si el equipo rival consigue que el balón pase la mayor parte del tiempo en los pies de Djorovic o Velasco, el Celta se muestra inconexo, y las articulaciones de sus circuitos empiezan a fallar. Eso hizo el Numancia. Empujó el partido hacia arriba e irritó a Mostovoi, quien se despidió pronto del partido.
NUMANCIA 3
CELTA 1Numancia: Núñez; Belsue, Muñiz, Iván Rocha, Octavio; Castaño, Nagore, Pacheta, Barbu (Rivera, m. 68); Rubén Navarro (Moreau, m.92) y Ojeda (Morales, m.83). Celta: Dutruel, Velasco, Cáceres, Sergio, Djorovic (Kaviedes, m.70); Makelele, Giovanella (Tomás, m. 46), Celades, Gustavo López; Mostovoi; y McCarthy. Goles: 1-0. M. 36. Cáceres, en propia puerta tras un córner. 2-0. M. 53. Rubén Navarro controla y remata cruzado tras una larga galopada y centro de Ojeda. 3-0. M. 55. Octavio aprovecha un rechace defectuoso de Dutruel tras un libre directo de Castaño. 3-1. M. 64. Mostovoi cabecea sin dificultad un centro de falta de Gustavo López. Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Pacheta, Nagore y Ojeda, del Numancia, y a Gustavo López, Mostovoi, Djorovic, Celades y Makelele, del Celta. Partido jugado en el Nuevo Estadio Los Pajaritos, de Soria, ante unos 9.000 espectadores.
Al Numancia le interesaba jugar lejos de su portero, y para ello recurrió casi siempre a largos e inocentes balonazos que sin embargo, gracias a la presión de sus delanteros Rubén Navarro y Perico Ojeda, volvían rápidamente a sus pies. A ello ayudó la tosquedad de la defensa visitante, y especialmente la de Sergio, que nunca mostró la serenidad necesaria para responder a una táctica tan elemental.
Los sorianos anularon las bandas del Celta con fútbol -Makelele se dio cuenta pronto de que era más útil en el centro, ayudando a los desbordados Celades y Giovanella- y con picardía: el terreno de juego de Los Pajaritos, a petición de Goikotxea, fue ayer unos metros más estrecho.El medio centro del Celta ofreció un partido de arquitectos; enfrente de ellos, Nagore y Pacheta se vistieron de albañiles, y abrumaron con su oficio a un equipo vigués que había llegado a la capital numantina pensando que el partido iba a ser otro. El Celta comenzó la Liga jugando y mal ganando; después siguió ganando, pero ya mostrando las altas dosis de calidad que había ofrecido la temporada pasada. Ayer pareció no tener ganas de trabajar como hace dos meses, y dejó pasar sin enterarse un partido que se estaba jugando en otro registro.
El Numancia, que siempre tuvo claro cuál era el encuentro que debía jugar, ha decubierto en Sandro Perico Ojeda al delantero ideal para que se encargue de la faena que propone. El argentino, que mide 1,97 metros de altura, se faja en cada una de las jugadas en las que participa, y recupera, cerca del área rival, balones que muchos otros dan por perdidos. No es hábil, y hasta está lejos de serlo, pero parece un incansable potro de carreras.
Sólo cinco minutos jugó el Celta su propuesta, en la mitad del primer tiempo y con el marcador todavía empatado a cero. Pero el autogol de Cáceres acabó con las ilusiones. Poco a poco, el partido volvió a ser el intercambio industrioso que proponía el Numancia, sin espacios para lujos o veleidades. El equipo soriano molestó al Celta, le buscó las cosquillas y se las encontró muy rápido. Quizá hayan demostrado incluso, los dirigidos por Andoni Goikotxea, que el Celta carece de un Plan B para los partidos que no le salen aceitados y finos. Ya no tiene a Penev, al que recurrían los vigueses, la temporada pasada, cuando el fútbol se hacía imposible, y ni McCarthy (que alterna un toque de calidad con diez minutos de nada), Turdó o el ecuatoriano Kaviedes, que jugó ayer unos minutos, parecen haberse aprendido todavía el libreto del búlgaro.
El Numancia ha blindado Los Pajaritos, más allá del tópico, a base de actitud y concentración: después de lo que le ha costado llegar a donde está, la sola idea del descenso le aterra. En estas épocas en las que se acusa a los futbolistas de no sacrificarse por aquello que se llama los "colores", los jugadores del Numancia muestran una compenetración muy significativa con lo que significa su trabajo para una ciudad poco acostumbrada a disfrutar con el fútbol.
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