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Ondas democráticas

PACO MARISCAL

Que la democracia, como sistema político de convivencia, no es un concepto estático sino dinámico, ya lo dijo Robert Michels. El sociólogo lo formuló mediante un símil marítimo: "Las corrientes democráticas de la historia parecen ondas sucesivas que rompen sobre la misma playa y se renuevan constantemente". Buen conocedor de partidos políticos y oligarquías en la democracia moderna, sabía de lo que hablaba. Y lo sabía porque, por estos pagos valencianos y ahora, esas corrientes tan necesarías para el sistema parecen como afectadas de una grave anquilosis, enfermedad que supone la imposibilidad de movimiento. No hay brisa ni frescor democrático. No hay ondas que lleguen a la playa, y bueno es fijarnos en ello cuando disfrutamos del puente festivo de la Constitución que, con nuestro Estatuto de Autonomía, conforma el marco democrático en el que queremos convivir.

No hay viento ni se levanta la brisa, cuando la derecha que nos gobierna, que se confiesa democrática, no solicita una comisión de investigación parlamentaria en las Cortes Valencianas cuando se sospechan graves irregularidades económicas en el Instituto Valenciano de Exportación. Quienes gobiernan, y no la oposición, deberían exigir esa comisión que dejara clara la situación ante la ciudadanía y dilucidara sobre quiénes tienen responsabilidades políticas y administrativas en asunto tan poco transparente. Que en un futuro más o menos próximo los tribunales de justicia indiquen si en esas actuaciones del Ivex ha habido o no responsabilidades penales, es otra historia. En torno a las responsabilidades políticas y administrativas son y serán válidas las palabras de Harold Laski: "Las faltas del Gobierno supondrán la misma responsabilidad que las del ciudadano corriente. Ningún estado puede considerarse bajo el imperio de la ley cuando las acciones de sus agentes no implican responsabilidad para sus jefes, en caso de falta. La soberanía no debe proporcionar irresponsabilidad para aquellos que actúan en su nombre." Aquí no corre la brisa, ni se ha formado una comisión de investigación parlamentaria con la misma inmediatez con que la formó el jueves pasado el Parlamento de Berlín, apenas se supo de la financiación ilegal del CDU, el partido de la derecha alemana. Más transparencia es más democracia.

Pero si las ondas, las corrientes democráticas, no rompen en las playas del PP, tampoco rompen en las arenas de la oposición socialdemócrata valenciana. Por donde el PSPV-PSOE andan anquilosados en la trastienda de las listas electorales y encadenados, como Prometeo, a las aspiraciones y trifulcas de cuatro o cinco personajes que le comen el hígado al partido. La brisa que levantó aquellas ondas democráticas, aquellas elecciones primarias, aquella participación de las bases que algunos bienintencionados querían ampliar a los simpatizantes del partido... esa brisa desapareció como por encanto. Y la Constitución Española de 1978, y la Constitución de Italia de 1948, y la Constitución Alemana de 1949 y cualquier constitución democrática indica con claridad meridiana que la organización interna de los partidos debe ser conforme a los principios democráticos.

Y la democracia es un concepto dinámico, y bueno es recordarlo en aniversarios constitucionales.

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