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EL FUTURO DEL COMERCIO MUNDIAL

Los países en desarrollo intentan separar comercio y derechos laborales

Fernando Gualdoni

ENVIADO ESPECIAL La rápida y sorpresiva inclusión de la protección de los derechos laborales ligados al comercio en la cumbre de la Organización Mundial de Comercio ha desatado la furia de los países en vías de desarrollo contra EE UU. Los países pobres añaden presión a la reunión al amenazar con no firmar ni uno solo de los acuerdos que se discutan en Seattle ante el temor de que los países ricos les apliquen sanciones por la violación de normas laborales.

Los países en vías de desarrollo representan el 75% de los miembros de la OMC y los países más pobres un poco menos de la mitad del porcentaje antes mencionado, por lo que si forman un bloque compacto, bien pueden hacer fracasar por completo la nueva ronda de negociaciones. China advirtió, a través de su ministro de Comercio, Shi Guangsheng, que los derechos laborales no son un asunto que se pueda debatir en la OMC.La sugerencia del presidente estadounidense Bill Clinton de reforzar las medidas de castigo contra aquellos países que incumplan los estándares laborales mínimos fue la gota que hizo rebosar el vaso de paciencia de los países pobres, principalmente los africanos, que ya se sentían ignorados por EEUU y por la UE en todos los temas que se negocian en Seattle.

"No hay transparencia en las negociaciones y los países africanos han sido marginados y generalmente excluidos por completo de las discusiones sobre temas de vital importancia", ha señalado la Organización de la Unidad Africana (OUA) en un comunicado. Estos países temen que los miembros más poderosos de la OMC (EEUU, la UE y Japón) quieran cerrar un acuerdo a cualquier precio y, sobre todo, a su costa debido a las fuertes discrepancias que se mantenían hasta ayer mismo, último día de reunión. La propuesta impulsada por la Administración Clinton apenas un día después de haber comenzado la cumbre provocó malestar entre los países pobres por varias razones.

La primera, porque EEUU ha ignorado los tratados internacionales lanzados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) durante muchos años y ahora pretende impulsar sanciones contra los que incumplan esos tratados, haciéndolo además como anfitrión de una cumbre sobre el comercio mundial. La impresión de los países pobres es que van a salir perdiendo si se lanza una nueva ronda liberalizadora y ellos ni se enteran de los temas que se incluirán.

Prórroga

Un delegado de Ghana comentaba que los Estados africanos están reclamando en este encuentro que se les dé más tiempo para cumplir los acuerdos de la anterior Ronda de Uruguay. En su opinión, además de que los países ricos todavía no han aceptado esa prórroga que solicitan, quieren poner más presión sobre los países más pobres, forzándolos a admitir cosas que no pueden cumplir.

Para anadir más leña a este malestar, los países pobres no habían visto hasta la primera mitad del último día de negociaciones algo en concreto sobre lo que se les viene prometiendo desde la primera jornada.

La Unión Europea y EEUU se han puesto de acuerdo en la vaga proposición de ayudarlos pero aún no en las medidas concretas para hacerlo. EEUU quiere respaldar su rápida inclusión al comercio mundial con ayudas unilaterales, mientras que la Unión Europea quiere un compromiso de todos los miembros de la Organización Mundial de Comercio.

Varios delegados de países africanos y caribeños circulaban ayer por los pasillos del centro de convenciones del Estado de Washington con cara de pocos amigos y de estar bastante perdidos. Si se les preguntaba si pensaban irse de Seattle con un buen acuerdo bajo el brazo, el primer impulso de la mayoría era levantar los hombros en un gesto mezcla de resignación e impotencia.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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