"Los 'Sin Tierra' son un instrumento de la oposición brasileña"
"El Movimiento de los Sin Tierra (MST) tiene un fuerte componente político y hay veces que actúa como instrumento de la oposición", señaló ayer el vicepresidente de Brasil, Marco Maciel, para quien la repercusión de las acciones del MST son muchas veces magnificadas en comparación con la política de reparto de la tierra que lleva a cabo el actual presidente, Fernando Henrique Cardoso. "Hay que saber que el Gobierno de Cardoso es el que más tierras ha expropiado para realizar la reforma agraria", añadió.El MST, cuyos dirigentes dicen representar a unos 20 millones de personas sobre una población total de 150 millones, alcanzó notoriedad a partir de 1997 con la ocupación de grandes fincas para su cultivo y multitudinarias marchas sobre ciudades como Brasilia. Su última acción ha consistido en intentar ocupar la finca del mismo presidente de la República.
Para Maciel (perteneciente al Partido del Frente Liberal) la ocupación de tierras no es una solución. "No basta con expropiar la tierra, hay que conceder ayudas para que se pueda cultivar. El Gobierno de Cardoso ha creado un Banco de la Tierra para apoyar, mediante créditos, a las personas que no tienen medios de trabajar las tierras". Según cifras oficiales, el Gobierno brasileño ha expropiado entre 1995 y 1998 siete millones de hectáreas, en las que han sido realojadas 280.000 familias. "En Brasil cada familia tiene unos cinco miembros, lo que nos da un total de cerca de millón y medio de personas asentadas".
Maciel, que se encuentra en España para incentivar las relaciones económicas entre ambos países -España es el segundo inversor en Brasil, sólo por detrás de EEUU-, considera que la batalla contra la pobreza en su país se está ganando. "Hemos logrado que 15 millones de personas salgan de la pobreza y se incorporen al mercado". Para el vicepresidente brasileño, el ajuste fiscal y el saneamiento de las finanzas públicas forman una parte fundamental del proceso.
Sin embargo, en el horizonte se adivina un peligro que, en caso de no ser atajado a tiempo, puede afectar tanto a la política interna como a la imagen internacional de Brasil. El descubrimiento de una red de narcotraficantes de la que formaba parte un diputado y la obtención de pruebas sobre la actuación en el país del cartel de Cali han puesto en guardia a la policía y al Gobierno brasileños. "La droga es una de las grandes agresiones que sufrimos en el mundo de nuestros días. Brasil tiene una legislación muy dura sobre ese asunto", recalcó Maciel, para quien el asunto "está bajo control y la Comisión Parlamentaria tiene todo el apoyo del Ejecutivo".
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