Ley de Extranjería

Ante la inminente aprobación de la Ley de Extranjería, me causa extrañeza y a la vez estupor que algunos sectores duros del Gobierno se opongan a que entre en vigor. Quien les escribe pasó dos años y medio sin poder regularizar su situación legal por las difíciles condiciones que pone la Administración para poder acceder al permiso de trabajo (tanto en el Ministerio de Trabajo como en el Inem) y por la poca disposición de los empleadores para hacer los respectivos papeleos (contratos, oferta de trabajo, alta en la SS) para documentar a los trabajadores extranjeros que no tienen aún dicho permiso.Pero la cosa no queda allí. Una vez concedida la autorización de trabajo, obligatoriamente hay que viajar al país de origen a solicitar el visado de residencia, ya que solicitar una exención del mismo es prácticamente imposible por los supuestos legales que fija la ley, los cuales son demasiados puntuales y engloban situaciones muy extremas (guerras, enfermedades) para su concesión. Otro de los inconvenientes es la obligatoria cotización a la Seguridad Social para poder renovar el permiso de trabajo (cabe mencionar que el permiso de trabajo inicial dura sólo un año); en resumidas cuentas, todos los gastos corren por cuenta del inmigrante, ya que hay que pagar al abogado, el billete de avión (ida y vuelta), la Seguridad Social, alquiler de piso y gastos, aparte del dinero que hay que enviar a nuestras familias a nuestro respectivo país.

Con todas estas complicaciones resulta incomprensible e inaceptable que haya sectores dentro del Gobierno que nos lo quieren poner todavía más difícil, por lo que hago una invocación a los poderes ejecutivo y legislativo de la nación española para que tengan en cuenta estas consideraciones que he mencionado y abran la mano a la hora de redactar esta nueva ley. No hay que aumentar las ya bastantes penurias y sufrimientos que pasamos los inmigrantes para salir adelante aquí en España.- .