Las obras de ampliación de las instalaciones portuarias de Sagunto arrancarán en el 2001
VIENE DE LA PÁGINA 1 Según los planes de la APV, primero habría que ampliar en casi un kilómetro el dique de abrigo del Puerto de Sagunto (que se adentra en el mar en diagonal en dirección sureste). Después habría que ampliar el actual muelle sur y construir un dique nuevo más al sur todavía para dibujar en el agua otra dársena casi idéntica a la actual. Los futuros diques los pagará el puerto, con una inversión de unos 6.000 millones, pero la APV prevé que las empresas privadas paguen tanto la ampliación del actual muelle sur como el muelle nuevo. El proyecto está muy avanzado y Rafael del Moral espera que en abril ("a más tardar en mayo") el Ministerio de Fomento saque el proyecto y su estudio de impacto ambiental a exposición pública para que las obras comiencen en el 2001.
Sin embargo, el principal motivo por el que se ha optado por Sagunto y no por ampliar en Valencia es porque los directivos del puerto dan por supuesto la inmediata construcción del acceso norte al puerto de Valencia mediante un túnel desde Alboraia, que comunicará ambas infraestructuras. Con esta vía de transporte los dos puertos distarán únicamente 20 kilómetros y no los 45 con los que ahora penaliza al transporte la opción de la carretera de circunvalación. "Si no se hiciera el acceso norte, preferiríamos la ampliación del puerto de Valencia", reconoce Del Moral. Una obra que se volverá a plantear cuando la de Sagunto se termine. ¿Y luego? ¿Quién sabe? De momento se conforma con dejar el puerto solucionado para los próximos 15 años. Porque, según dice, nunca se sabe qué modelos de transporte se implantarán.
"No es crecer por crecer", justifica, "sólo es tener las dimensiones adecuadas para que el tráfico portuario no cercene la economía valenciana". Y el crecimiento del puerto de Valencia es poderoso: el primero de Europa y el quinto de todo el mundo. Así, si a finales de 1980, cuando se proyectó la macroampliación sur, el puerto movía 300.000 TEU (medida equivalente que se corresponde a un contenedor estándar) el año pasado se superó el millón de unidades. Las nuevas instalaciones permiten superar la barrera de los dos millones de contenedores al año, pero Mompó, a la vista del crecimiento económico, augura que en tres años estará saturado.
Puente levadizo
En unos días, las máquinas pesadas comenzarán a llegar a los muelles transversales de Levante y de Poniente del puerto de Valencia, los que casi cierran la dársena interior, para comenzar a construir una infraestructura imponente: el futuro puente ferroviario levadizo que, con sus 98 metros de luz entre apoyos, batirá un récord mundial. Se acaba de licitar por 2.311 millones de pesetas a la unión temporal de empresas Dragados y Construcciones, SA-Construcciones y Estudios, SA, que deberá entregar la obra en 18 meses. Si se cumplen los plazos, el nuevo puente levantará a mediados del 2001 sus hojas metálicas de casi 50 metros de altura y sólo las bajara varias veces al día para que circulen esos pocos trenes que ahora circunvalan la dársena interior. El puente, de color blanco por petición expresa de la alcaldesa, Rita Barberá, servirá para eliminar la valla perimetral del puerto, aunque el Balcón al Mar no será una realidad hasta que también dejen de circundar la dársena interior los vehículos pesados. Un objetivo que sólo se conseguirá cuando se construya el túnel bajo los muelles transversales. La construcción del puente obligará a Trasmediterránea a desplazar el atraque de sus barcos algunos centenares de metros hasta la parte externa de la transversal de poniente. Además de abandonar la terminal que ahora ocupa, la naviera se ve obligada a construir una nueva junto a las instalaciones de Unión Naval de Levante.
Aún no se sabe qué se hará con la terminal de viajeros, que con apenas 15 años de vida, todavía no se puede considerar obsoleta. Pero la Autoridad Portuaria de Valencia tiene claro que el convenio de cesión de la dársena interior para que el Balcón al Mar sea un auténtico espacio de ocio para los ciudadanos no incluye los edificios ni una franja de siete metros junto al agua. Los proyectos que planea la alcaldesa para los tinglados, el Edificio del Reloj o la terminal de viajeros requerirán un pacto con el puerto.
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