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El jefe del Ejército chileno asiste al homenaje por el cumpleaños de Pinochet

El ex dictador Augusto Pinochet asegura que ha sido "deshonrado y vejado" por los tribunales españoles en un "secuestro que parece no tener fin". Así lo hizo saber en un mensaje manuscrito enviado desde Londres y que fue leído en la noche del jueves -madrugada de ayer en España- durante la cena realizada por su 84º cumpleaños en un exclusivo club de Santiago. Entre las dos mil personas que asistieron a esa cita, destacó, vestido de civil, el comandante en jefe del Ejército, general Ricardo Izurieta.

Además de Izurieta, otros diez generales del Ejército que están en servicio activo acudieron al homenaje. La asistencia de los militares a este acto había sido considerada previamente por la Cancillería como contraproducente para la causa del regreso del general. Aunque el menú fue frugal -sólo pan, vino y quesos bendecidos por un sacerdote-, y el homenajeado sigue detenido en Londres desde hace más de trece meses, hubo entusiasmo entre los comensales: tres de los hijos de Pinochet, varios de sus nietos, ex ministros de la dictadura, parlamentarios de la derecha, militares en retiro.

Faltaron a la cita, en cambio, el candidato presidencial del pinochetismo, Joaquín Lavín, quien durante su campaña electoral ha intentado separarse de la figura del ex dictador, y los máximos dirigentes de la derecha. Los asistentes interpretaron el himno nacional incluyendo aquella estrofa que alaba a los "nobles valientes soldados" chilenos, que fue agregada en la dictadura y suprimida en democracia, y cantaron el Cumpleaños feliz, mientras eran filmados en un vídeo que le enviarán como regalo a Pinochet.

El plato fuerte de la comida, bautizada como de "gratitud y esperanza" y organizada por la Fundación Pinochet, fue la carta manuscrita del ex dictador, un texto elaborado que no parece redactado por alguien por cuya salud el Gobierno pide consideraciones de compasión que le permitan regresar a Chile y eludir así el proceso de extradición a Madrid.

En la misiva, que fue leída por el vicepresidente de la fundación, Pinochet sostiene que desde el 16 de octubre de 1998, fecha en que fue detenido en estado posoperatorio, ha sido "deshonrado y vejado por tribunales españoles, en un secuestro que parece no tener fin". A pesar de esta situación, dice que se ha mantenido fiel a sus principios, que son "servir al Ejército y al país". Critica también Pinochet que las calumnias que ha recibido en este periodo, "sólo las someto a tribunales imparciales, pues mi conciencia está tranquila e inocente". Aunque admite que la prueba "a que me ha sometido mi buen Dios puede parecer injusta", dice que la acepta por las creencias de su fe católica. Agradece el apoyo de sus amigos y pide a Dios que "algún día pueda ver las luces de la libertad en nuestro amado Chile".

El hijo menor del ex dictador, Marco Antonio Pinochet, uno de los asistentes a la cena, dijo que conversó por teléfono con su padre y que éste se encontraba "bastante bien de ánimo, pero que, dada su situación médica, está con días buenos y días malos".

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Por su parte, en una entrevista concedida al semanario Caras, Izurieta afirmó que en el seno del Ejército existe "intranquilidad" debido al procesamiento de varios militares acusados de violar los derechos humanos durante el periodo de la dictadura (1973-1990), informa Efe.

"Estoy al tanto de lo que está ocurriendo en las unidades. La gente hace comentarios a sus superiores como: "Mi comandante, ¿hasta cuándo a los militares nos tienen metidos en esto y los otros están todos indultados?", añadió. Izurieta admitió que el caso Pinochet ha afectado a la institución, pero recalcó que el Ejército afronta la situación con "una clara orientación profesional".

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