Arquitectura con historia

La Fàbrica Casaramona es un edificio de larga historia. Puig i Cadafalch la diseñó y construyó en sólo dos años, entre 1911 y 1913, con hierro y ladrillo, los materiales típicos de la arquitectura industrial de la época. Según Francisco Javier Asarta, la única sorpresa que se ha encontrado en este edificio ha sido la cimentación. Al estar situado sobre un terreno blando, Puig utilizó un sistema de pilares muy profundos que se unían por un sistema de arcos que sujetaban la estructura. Explica Asarta que es una arquitectura típicamente modernista pese a que coincide con los años en que Puig i Cadafalch se pasó al noucentisme. Además de su estilizada belleza neogótica, perceptible a simple vista, en su época la fábrica obtuvo el premio Ciudad de Barcelona de arquitectura, entre otras cosas porque incorporaba mejoras de salubridad, iluminación y condiciones de trabajo para los obreros.

Se sabe que funcionó como fábrica hasta principios de los años veinte, pero no vuelve a haber noticias documentales hasta pasada la guerra civil, cuando la ocupó la Policía Nacional. Fueron años duros para el edificio porque sus instalaciones se utilizaron como caballeriza y garaje, lo cual dañó los elementos estructurales y deterioró la ornamentación. En 1969 pasó a ser propiedad de La Caixa, que, cuando la policía dejó las instalaciones hace seis años, decidió transformarla en la nueva sede cultural de su fundación.

La exposición del Barça ha obligado a adelantar la apertura parcial. Falta toda la planta sótano, en donde se situará en el futuro el amplio vestíbulo -al que se llegará por una nueva entrada cuyo acceso es probable que diseñe Eduardo Chillida-, un auditorio, la mediateca y un inmenso almacén. Las obras para acabar esta parte se reanudarán en febrero del 2000 y el año siguiente entrará en funcionamiento todo el conjunto.