Expertos critican el "blindaje" de las familias en el maltrato infantil
La familia y el hogar siguen siendo un espacio de "impunidad" y "blindaje" para los malos tratos a menores, un territorio en el que las leyes apenas pueden penetrar mientras no exista una conciencia social de denuncia de los casos que se producen. Los expertos que han participado esta semana en la Academia de la Ertzainzta en Arkaute en un seminario sobre los menores víctimas de la violencia han coincidido en señalar que la "punta del iceberg" conocida de este problema esconde situaciones en las que predominan los malos tratos psicológicos sobre los físicos, y adivinan unas repercusiones graves sobre el desarrollo el niño afectado, manifestadas en conductas antisociales y de violencia.Antonio Beristain, organizador del seminario en su calidad de director del Instituto Vasco de Criminología, explicó ayer que esta violencia "no disminuye" y que hay que evitar considerar a los maltratadores como enfermos. "Sólo es verdad parcialmente, y en el caso de los agresores sexuales son normales la mayor parte de las veces".
Las cifras señalan que sólo se conocen un 10% de los casos de violencia sobre menores, detalle que se justifica en buena medida por el hecho de que la mitad de los agresores son miembros de la propia familia del menor. Este marco de privacidad genera problemas patológicos que en buena medida aparecerán en el desarrollo posterior del niño. Los afectados pueden vivir sentimientos de culpa por las consecuencias de una detención o una ruptura familiar, según explicaba el catedrático de Sociología clínica Enrique Echeburúa, y en muchas ocasiones derivan en comportamientos antisociales e incluso violentos como detallaba el psicólogo de la UPV Joaquín de Paúl.
La solución frente al blindaje que ofrece el hogar se encuentra en la conciencia social y en las denuncias de los casos que cualquier ciudadano pueda conocer. Beristain destaca el peligro de que el menor entienda como normale dicha situación "que convierte a las víctimas de hoy en agresores de mañana".
Madres analfabetas
La vocal del CGPJ Esther Giménez-Salinas alertó sobre la imposibilidad de que las leyes puedan ser efectivas frente a comportamientos familiares en los que a veces se da incluso la complicidad de las madres ante los malos tratos. Esta situación es comprensible si se tiene en cuenta que en los casos de negligencia física -abandono de los menores, malnutrición, descuido en la educación- constatados por las diputaciones vascas se comprueba que un 18% de las madres son analfabetas, una cifra que supera de manera abrumadora el porcentaje global de iletrados.
Beristain alertó asimismo a los ertzainas asistentes al seminario de que son policías "durante las 24 horas del día", por lo que les otorga un protagonismno en la labor preventiva que deben compartir con "familiares, profesores y demás agentes sociales".
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