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Desactivada en Irán una conspiración para asesinar al presidente Jatamí

Los servicios secretos de Irán han detenido en las últimas horas a 14 activistas radicales acusados de planear el asesinato de varios dirigentes políticos del país, entre ellos el presidente Mohamed Jatamí, líder del sector reformista y liberal del régimen iraní, según informó ayer el Ministerio de Información en Teherán. Las detenciones se han realizado cuando faltan menos de cuatro meses para la celebración de las elecciones legislativas, en las que las corrientes reformistas y conservadoras se enfrentarán nuevamente en las urnas.

Un clérigo shií, corrompido y con numerosos antecedentes judiciales, vecino de la localidad de Machad, al noreste de Irán, ha sido señalado como responsable de la organización terrorista que acaba de ser desmantelada por los servicios secretos en Irán. El grupo había planeado realizar una serie de atentados y asesinatos con la finalidad de provocar la desestabilización de Irán en vísperas de la celebración de las elecciones legislativas, previstas para el próximo mes de febrero, pretendiendo así volcar el voto hacia los sectores radicales y conservadores que lidera el ayatolá Alí Jamenei.Los integristas habían planeado, entre otras acciones, atacar con bombas objetivos relacionado con la comunidad musulmana suní -minoritaria en Irán- para provocar un enfrentamiento con la comunidad mayoritaria, shií. La operación de desestabilización se completaba con una serie de asesinatos de dirigentes reformistas, entre los que se encontraba el actual presidente Mohamed Jatamí, su predecesor el liberal Zli Akbar Hachemi- Rafsanyani y el antiguo responsable del poder judicial, el hoyatoleslam (grado inferior al de ayatolá) Mohammad Yadzi, según anunció ayer la agencia de prensa estatal Irna. También tenía previsto atacar a dirigentes conservadores para sembrar la confusión y avivar la tensión.

Capacidad para matar

Los servicios secretos iraníes aseguran que los acusados habían mostrado ya su capacidad y eficacia el pasado mes de enero, cuando hicieron estallar una bomba en las puertas del Palacio de Justicia de Teherán, provocando importantes heridas en las piernas del responsable del Tribunal Supremo, el hoyatoleslam Alí Razini, una de las figuras más representativas del movimiento conservador, quien desde entonces está paralítico.La policía acusa al mismo grupo integrista de haber realizado una cincuentena de robos de armas y municiones y de haber asaltado varios comercios para conseguir dinero con el que financiar sus actividades.

Los miembros de esta organización, que se habían bautizado con el nombre de Mahdaviath -discípulos de Mahdi, el duodécimo imam del culto shií-, en un intento de encubrir con un contenido religioso sus actividades. Pero esta maniobra no ha convencido a nadie y difícilmente sirve para ocultar sus vínculos con determinados sectores del régimen de los ayatolás, opuestos a cualquier tipo de reformas y defensores a ultranza del más puro inmovilismo.

La secta de los Mahdaviath, ahora desarticulada, ha sido vinculada con una oleada de asesinatos de intelectuales y reformistas registrada en Irán desde hace un año y que costó la vida a tres conocidos escritores: Majid Charif, Mohamed Mojtari y Mohammad Puyandé.

En estas operaciones aparecieron implicados varios responsables del Ministerio del Interior, dos de los cuales, aparentemente, prefirieron suicidarse en la celda, en una prisión de máxima seguridad de Teherán, mientras esperaban el resultado de las investigaciones.

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