_
_
_
_
_

Absuelto de coacciones el padre acusado por su hija de querer casarla a la fuerza

Las radicales contradicciones entre padre e hija, que los testigos de cada parte tampoco aclararon, constituyen la base a partir de la cual el Juzgado de Instrucción número 1 de Girona ha absuelto de las faltas de coacciones, amenazas e injurias a Ale el Morabit, a quien su hija Sobiha, de 19 años, acusó de querer casarla por la fuerza en Marruecos con un hombre al que ni siquiera conocía. La juez sólo considera probado que el padre, la madre y el tío de la joven se presentaron en el bar de Salt donde trabaja y que allí se originó una discusión respecto a la persona con la cual debía contraer matrimonio Sobiha el Morabit.

A pesar de la sentencia exculpatoria, un portavoz de los Mossos d"Esquadra aseguró ayer que no retirarán la protección que la policía autonómica presta a la joven desde que ésta denunció a su padre, a finales del pasado mes de septiembre, hasta que les llegue una orden judicial en sentido contrario.La sentencia no considera probado que las expresiones que se imputan al padre de la joven, tales como "te llevaré a Marruecos viva o muerta" o "si no te casas te mato, guarra", que fundamentaban la acusación, fueran realmente pronunciadas por El Morabit. La madre y el tío de la joven lo negaron en el juicio. El fallo alude a las contradicciones sobre el idioma en que se efectuaron las amenazas. Según la joven, su padre le habló en su lengua materna, circunstancia que desautoriza el testimonio de la propietaria del bar en el que trabaja, que no habla ni entiende el bereber, pero que corroboró la versión de su empleada.

Ceremonia de la confusión

La juez María Isabel Soler reconoce en su sentencia que la presencia de un intérprete en el juicio, solicitada por las dos partes, contribuyó a dificultar el esclarecimiento del caso. En algunos momentos, la vista se convirtió en una auténtica ceremonia de la confusión que la juez no supo atajar y en la que el intérprete traducía a su antojo las declaraciones de los testigos, ante la indignación de algunos asistentes que conocían el bereber.

La juez Soler llega a afirmar en la sentencia que no ha podido aclararse dónde se produjeron las amenazas del padre, puesto que la propietaria del bar en el que trabaja la hija declaró que la discusión tuvo lugar en el salón, sin más precisiones. Nadie se las pidió entonces y la sentencia se limita a reconocer que no quedó claro si se refería al salón del bar u a otro.

Sobiha el Morabit dejó el domicilio familiar tras denunciar a su padre y desde entonces vive en casa de la dueña del bar de Salt, localidad en la que también reside su familia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La acusación particular y el fiscal solicitaban para el padre una multa de 140.000 pesetas. El abogado de la acusación, que también pedía para el padre un periodo de alejamiento de seis meses de su hija, anunció ayer que recurrirá contra la sentencia.

Varios trabajadores sociales consultados coincidieron en afirmar que éste es un caso que requería mediación familiar y que nunca debió llegar a los tribunales.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_