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Entrevista:

"El proyecto de los arquitectos para el Barça 2000 es bueno, pero no admite tantas cosas"

Blanca Cia

Josep Antoni Acebillo nació en Huesca (1946) y sus íntimos colaboradores aseguran que es un "baturro típico", es decir, tozudo. A los 18 años se instaló en Barcelona para estudiar Arquitectura. "Y ya me quedé", explica. Era el año 1964. Estudió la carrera, se casó, tuvo familia. Y todo ello mientras trabajaba en el despacho de Oriol Bohigas: "Para mí fue muy importante para todo. Fue la forma de entrar en Cataluña, de entender qué era esto". Entró en la Escuela de Arquitectura, como profesor, también de la mano de Bohigas, y cuando éste se fue al Ayuntamiento, lo siguió. Era ya 1980. Ha sido director de proyectos y del Instituto Municipal de Urbanismo, responsable y coordinador de las Obras Olímpicas y asesor de los alcaldes Pasqual Maragall y Joan Clos.Pregunta. ¿Cómo ve el proyecto Barça 2000?

Respuesta. Hace falta hacer algo porque el entorno del estadio está muy mal. No se puede decir que no hace falta porque nos hemo cansado de protestar porque no lo arreglaban. Primera cuestión. Segunda, el modelo de proyecto que han hecho los arquitectos es bueno. Trata de hacer una topografía artificial y meter debajo de una alfombra lo que molesta, eso es bueno. Pero si debajo de la alfombra ponemos muchas cosas... Que el modelo sea bueno no quiere decir que admita tantas cosas y tan variadas. Tercera, no podemos trabajar en un tema tan complicado con un ambiente tan enrarecido. Hay que devolver la normalidad y buscar un sistema para que quien plantea el proyecto, el Ayuntamiento y los vecinos se sienten a una mesa con menos tirantez. En este momento es inabordable.

P. Se ha criticado al Ayuntamiento por carecer de una política urbanística global. ¿Será ésa su aportación?

R. Global y local no pueden ser caminos distintos. Hay que pensar en términos generales en cada uno de los proyectos. Es muy importante contextualizar el proyecto y ésa es la riqueza de la arquitectura mediterránea y la de Barcelona. Cuando hemos bajado la guardia hemos ido mal. No hemos de perder de ninguna manera el sentido de una Barcelona global porque es una ciudad muy potente, pequeña. Una mirada lo abarca casi todo. Desde el mirador del Alcalde, se ve cómo afecta un edificio y cómo afecta otro y cómo afectará el puerto.

P. ¿De qué proyecto de los hechos en Barcelona está más satisfecho y de cuál menos?

R. A mí me gusta mucho, aunque es algo muy romántico, el proyecto de la Via Júlia, porque en aquellos años fue muy difícil. El barrio era un desastre. Sin embargo, la sintonía con los vecinos fue fantástica. Además fue de los primeros. Después ha habido muchos así, pero aquél se produjo en un momento espléndido. Lo hacíamos con precariedad total de medios, comparando con los de ahora. En cuanto a proyectos negativos, tenemos tantos... En general, no hemos defendido suficientemente los espacios portuarios que ya no se usan para el puerto. No las arquitecturas del Maremàgnum o del World Trade Center; ése no es el problema. Mis dudas tienen que ver con si realmente el puerto, cuando ya no lo es, es un solar o es el espacio público por antonomasia.

P. El hotel de Bofill, ¿sería una ocupación más de ese espacio?

R. Es un asunto sobre el que hay que meditar mucho. Me atribula desde antes de que me nombraran arquitecto jefe. Es un problema por lo que tiene de ocupación del puerto como solar público y tambien en la medida en que quite protagonismo a nuestras torres góticas. De entrada, no estoy muy seguro de que el skyline de la ciudad gótica Barcelona tenga que verse alterado desde el mar de una forma contundente. No es añadir una torre a Manhattan ni ponerla en la Diagonal. Estamos hablando de los límites del Barri Gòtic. Y hay que protegerlos muy bien.

P. ¿En qué se parece la etapa que inicia a la de los Juegos?

R. En el sentido de que yo tenía la responsabilidad de comprobar y verificar los límites de calidad de todo lo que se hacía. Yo no vengo a monopolizar nada, ni a cambiar organigramas, pero a lo mejor sí hay que hacer una reflexión sobre unas torres ante el Barri Gòtic.

P. ¿Cuáles son los problemas más acuciantes de Barcelona?

R. La compatibilidad de las escalas de intervención, los proyectos grandes y los pequeños. Hemos hecho proyectos pequeños desde los ochenta, una especie de acupuntura urbanística que tan buen resultado ha dado aquí y fuera como modelo: la Via Júlia, la plaza de Sóller, una plaza de Gràcia... Todas se hicieron en relación intensa con los vecinos. En el 92 hubo que cambiar la escala para modernizar la ciudad y se hicieron las rondas. Y ahora tenemos que ser capaces de compatibilizar los dos tipos de proyectos. Hay unos 200 que son pequeños pero que irán definiendo el paisaje. ¿Cuál es el territorio de los proyectos grandes? Todo lo que es el litoral. Aquí el mar es hipercentral: el puerto, el aeropuerto. Las decisiones que se tomen allí son cruciales, y lo mismo pasa con las decisiones que se tomen en los barrios de periferia y sobre todo de los municipios del otro lado: Santa Coloma, Badalona, Sant Adrià, L"Hospitalet. Es fundamental que no se produzca una tierra de nadie por culpa de la frontera administrativa. Eso degrada la calidad urbanística. Es impensable que esta ciudad vaya adelante en términos cualitativos con un nivel acústico como el que tiene. El espacio público tiene mucho que ver con un transporte colectivo adecuado, porque la movilidad es lo que influye más en el espacio público. Para que las cosas funcionen tiene que haber metro. Metro, no tranvías.

P. Se trataría de hilvanar la Barcelona metropolitana con una malla de transporte público.

R. Totalmente. Es importantísimo que el metro llegue a las cuatro ciudades del Baix Llobregat: Sant Boi, Viladecans, Gavà y Castelldefels. Es muy importante que estas cuatro ciudades, con una capacidad industrial enorme, trabajen en red con Barcelona. Tan importante como fueron los ferrocarriles hasta Sabadell y Terrassa hace 80 años.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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