González afirma sentirse manejado y compara el Estado de derecho con un teatro de guiñol

La presentación de un libro de Héctor Aguilar Camín levantó ayer gran expectación. Especialmente por su presentador, Felipe González, quien comparecía por vez primera en público tras la decisión del Tribunal Supremo de rechazar el auto del juez Garzón que le relacionaba con los GAL. El ex presidente del Gobierno se negó a comentar directamente el asunto: "Hoy no estoy declarativo", se limitó a contestar. Pero sus palabras sobre la novela no pudieron sustraerse a la actualidad. "Uno puede llegar a sentirse como un muñeco", dijo, "en este teatro de guiñol que algunos llaman Estado de derecho".

Felipe González acudió ayer al Círculo de Bellas Artes de Madrid para presentar el libro de Héctor Aguilar Camín El resplandor de la madera, invitado por el autor y por la directora de la editorial Alfaguara, Amaya Elezcano.Una y otra vez intentaron sin éxito los numerosos periodistas presentes arrancarle una valoración política sobre la decisión del Supremo. "Hoy no estoy declarativo", respondió a todos los requerimientos. "Todavía no conozco ni la primera [la de Garzón] ni la segunda [la del Supremo] de las resoluciones", se excusó.

Pero la decepción quedó en parte compensada cuando sus comentarios sobre la novela, que narra la historia de una familia mexicana, se adentraron en temas tan cercanos como la actuación de los jueces y el funcionamiento del Estado de Derecho.

"Hoy es un día difícil para presentar un libro", dijo González, consciente de que gran parte del auditorio estaba más interesado en la política que en la literatura.

"Uno puede llegar a sentirse como un muñeco de guiñol, movido por unos hilos que no conocemos [quién maneja], aunque algunos los conocemos. No sabemos cuándo se van a producir movimientos de este teatro de guiñol que algunos llaman Estado de Derecho", afirmó González, a medio camino entre el comentario de actualidad y el de la obra de ficción.

El escritor mexicano Héctor Aguilar Camín se refirió a la tendencia que hay en su país a hacer leña del árbol caído. "¿Sólo en México?", preguntó su presentador. "La pasión por hacer leña del árbol caído no es mexicana sino universal", se contestó él mismo. "La pasión por subirse sobre el que ha caído para parecer más alto está muy extendida. Los que se suben suelen ser los que limpiaban con la lengua los zapatos del caído", agregó.

González evitó poner nombres propios a sus reflexiones, pero el novelista sí que aludió al juez Baltasar Garzón. "Todavía está por escribir una novela sobre este juez a quien agradezco que gracias a él haya esta expectación en la presentación del libro", dijo. En su novela, agregó, pueden encontrarse historias de amor, ambición y "venganza, como en el caso del juez Garzón".

Durante el posterior coloquio, alguien del público preguntó a González si se sentía capaz de escribir un libro sobre el polémico juez. "No me siento con la capacidad literaria adecuada para describir una realidad tan fantasmagórica", contestó.

Sin apartarse del libro, el ex presidente buscó un pasaje que podía trasladarse, sin excesiva imaginación, a la actual realidad de España y, en particular, a lo sucedido en el caso Sogecable.

"Salió primero la orden judicial contra Arsenio Serrano, estableciendo la congelación precautoria de los depósitos que su empresa de televisión por cable había recibido de sus suscriptores", leyó. "Al día siguiente, el azar fiscal echó sobre la corporación de Serrano una auditoría general. Cuatro tribunales dieron entrada esos mismos días a viejos alegatos de competidores de Serrano impugnando la legalidad de las concesiones radiofónicas. La prensa empezó a funcionar. Distintos columnistas se hicieron eco de estos hechos y el diario del antiguo rival de Serrano, aquel general revolucionario que lo había metido en la cárcel, publicó el reportaje que ponía todos los hilos sueltos". Fin de la cita.

González esbozó una sonrisa: "Y no estoy hablando de nada que pasa aquí. Está en la novela".

Satisfacción del PSOE

Otros dirigentes socialistas no recurrieron a metáforas literarias para pronunciarse sobre lo sucedido. El portavoz parlamentario, Luis Martínez Noval, expresó "la satisfacción [del Grupo Socialista] por la unanimidad del Supremo", aunque pospuso una valoración más detallada hasta conocer el contenido del auto.

Menos cauto, el presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, advirtió el lunes por la noche de que, si la decisión hubiera sido la contraria, "el PSOE se hubiera visto obligado a abrir toda la transición española y pedir responsabilidades a mucha gente, [lo] que en su día no se hizo y no se quiso hacer".

Tanto Rodríguez Ibarra como el ex ministro del Interior José Barrionuevo pidieron "responsabilidades" por la conducta de Garzón, que el segundo comparó con la de Gómez de Liaño, condenado por prevaricación.

Ayer, el secretario de Política Autonómica del PSOE, Ramón Jaúregui, aseguró en Pamplona que la decisión del Supremo, "cargada de lógica, sentido común y sentido jurídico" ha "evitado una crispación innecesaria". Pese a ello, Jaúregui criticó con dureza al PP. La opinión pública, dijo, "está muy cansada y lamenta que dirigentes del PP sigan empeñados en acabar con Felipe González de esta manera".

Por su parte, la eurodiputada Rosa Díez declaró a TVE que Garzón no tenía ningún motivo fundado para solicitar un nuevo pronunciamiento al Tribunal Supremo sobre la relación de Felipe González con el caso GAL. "¿Cuántas veces va a pedir Garzón lo mismo? ¿Cada vez que haya elecciones?", se preguntó.