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EE UU instruye a opositores iraquíes en una base aérea de Florida

Estados Unidos ha comenzado a entrenar este mes a opositores al régimen de Irak en una base militar de Florida, como parte de la nueva ofensiva a cara descubierta para derrocar a Sadam Hussein y reemplazarlo por un gobierno democrático "amigo de Occidente". Paralelamente, la plana mayor de la clase política norteamericana acudió hace unos días a la primera reunión del Congreso Nacional Iraquí (CNI) en un hotel de Nueva York para darle oficialmente la alternativa. Allí, ante más de 300 disidentes, el subsecretario de Estado, Thomas Pickering, delineó una estrategia "multidimensional" -económica, militar, política y legal-, y la acompañó del primer cheque de ayuda a la insurgencia iraquí por cinco millones de dólares (unos 800 millones de pesetas).Tres millones de dólares de ese dinero son para financiar el entrenamiento en la base aérea de Hurlburt Field, al noroeste del Estado de Florida, y el resto es lo que valen los equipos de oficina, ya entregados al CNI, para que se puedan mantener activos los grupos de oposición, tanto los del exilio como los internos. Se trata de la primera entrega del paquete de 97 millones de dólares aprobado por el Congreso de EE UU para "liberar a Irak". El objetivo es, según Pickering, "no sólo expulsar al tirano, sino recuperar el país cuanto antes".

Hasta ahora, el apoyo a la disidencia iraquí ha estado en manos de la CIA, pero ésta es la primera vez que EE UU da ayuda militar abiertamente. El cambio de política se produce en momentos en que la vía diplomática está en un punto muerto, los contactos indirectos con la oposición no han erosionado el poder de Bagdad, las inspecciones de armas biológicas y nucleares están detenidas desde hace año y medio, y el Pentágono tiene dudas de que Irak no esté reconstruyendo el arsenal destruido por los bombardeos.

Viejas rivalidades

De momento, ni el entrenamiento ni los equipos son "letales", es decir, no incluyen tácticas de combate ni armamento, según sostienen funcionarios del Departamento de Estado y del Pentágono. La idea, de acuerdo a las mismas fuentes, es que antes de armar a los hasta ahora fragmentados grupos insurgentes, éstos demuestren a Washington que son capaces de superar sus viejas rivalidades y unificar sus propósitos para crear los cimientos políticos de la transición. Para ello les dan clases de democracia en los cursos de dos semanas en la base de Hurlburt titulados Cómo integrar el ejército en una sociedad democrática emergente. Los cuatro iraquíes que actualmente participan en el entrenamiento son un ex capitán y un ex comandante que desertaron del Ejército tras la guerra del Golfo, y dos civiles que se destacan en la lucha activa contra Saddam. Todos han salido de las filas del CNI, pero sus nombres no se han revelado por temor a represalias.

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