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La fiscalía italiana pide el procesamiento del arzobispo de Nápoles por supuesta usura

"Yo estoy limpio por dentro y en el cielo lo saben", responde el cardenal

El arzobispo de Nápoles, cardenal Michele Giordano, puede ser el primer príncipe de la Iglesia católica procesado por un tribunal no eclesiástico si es atendida la petición presentada el jueves por la fiscalía de Lagonegro, en la región de Basilicata (sur de Italia). Las acusaciones que pesan sobre el arzobispo de Nápoles son tres: usura, asociación delictiva y apropiación indebida de bienes. La tesis de los fiscales que investigan desde 1997 una red de usureros, a la cabeza de la cual figura, supuestamente, el hermano del cardenal, es que el purpurado financiaba con fondos suyos y de la diócesis la banca prestamista que cobraba intereses de hasta el 200% a pequeños empresarios y vecinos en apuros.

El Vaticano mantuvo ayer silencio absoluto respecto a un caso que puede abrir un conflicto jurisdiccional entre Italia y la Santa Sede. Entretanto, la decisión de procesar o no al arzobispo de Nápoles, y con él a otras 30 personas inscritas en la misma causa, depende ahora del denominado juez de audiencia preliminar, magistrado encargado de examinar la documentación de la fiscalía y escuchar la tesis de la defensa antes de que se inicie un proceso. Normalmente, cuando la fiscalía encuentra motivos justificados para llevar a juicio a una persona la magistratura suele aceptarlo.La noticia de la petición de procesamiento para el cardenal Michele Giordano, nacido en Sant"Arcangelo, en Basilicata, hace 69 años, no ha cogido de sorpresa a las fuerzas vivas de Nápoles.

Red de prestamistas

Las dificultades del prelado comenzaron en febrero del año pasado cuando la fiscalía incluyó a su hermano Mario Lucio Giordano entre las personas investigadas por formar parte de una red de prestamistas en la localidad de Val D"Agri, cercana al pueblo del arzobispo. Los rumores apuntaron entonces a que el cardenal era otro de los investigados, aunque la magistratura lo desmintió categóricamente. Sin embargo, en agosto de ese mismo año, la fiscalía de Lagonegro (Potenza) ordenó la detención de Mario Lucio y del antiguo director de la sucursal de la Banca de Napoli en Sant"Arcangelo, Filippo Lemma, como presuntos jefes del clan de usureros e incluyó al arzobispo de Nápoles entre las personas investigadas por supuesta implicación en la red.Antes de que el cardenal Giordano pudiera reaccionar, en septiembre del mismo año, la policía entró en el palacio arzobispal y realizó un espectacular y discutido registro, a raíz del cual se supo que los fiscales habían intervenido incluso los teléfonos del purpurado, lo que provocó una protesta de la Santa Sede. El Gobierno italiano intervino inmediatamente y la tensión quedó mitigada con la creación inmediata de una comisión encargada de adaptar el Concordato vigente entre ambos Estados a la nueva legislación italiana.

El escándalo desapareció de los periódicos e informativos de televisión, pero los fiscales de Lagonegro, siguieron adelante con su investigación. Descubrieron, según consta en la documentación que avala la petición de procesamiento contra Michele Giordano, que el cardenal había abierto una cuenta en la sucursal de la Banca de Napoli de su pueblo y que había entregado a su hermano una chequera en blanco con los cheques firmados. La máxima autoridad de la diócesis de Nápoles había entregado sumas por un total de algo más de 100 millones de pesetas a su hermano y a un sobrino, Nicola Giordano (repartidas en tres entregas), sumas que, según los fiscales, nutrían los fondos de la "banca" ilegal, que cobraba a sus eventuales "clientes" hasta un 200% de intereses.

Ingresos de la diócesis

El cardenal habría utilizado, al parecer, no sólo fondos propios, sino dinero procedente de la venta de inmuebles y otros ingresos de la diócesis. Los abogados defensores de Michele Giordano y el propio cardenal, que ha declarado dos veces ante los fiscales de Lagonegro, reconocen la existencia de un trasvase de fondos de las cuentas del arzobispo al hermano, pero aseguran que el dinero era exclusivamente para Mario Lucio, que atravesaba un periodo de dificultades económicas. "Yo estoy limpio por dentro y en el cielo lo saben", declaró ayer el arzobispo de Nápoles, preguntado sobre la decisión de la fiscalía.La petición de procesamiento para el titular de la archidiócesis de Nápoles ha sido doblemente polémica por el momento en que se ha producido el anuncio, cuando en la ciudad se celebra una importante reunión, la Semana Social Católica, organizada por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), a la que asisten personalidades católicas de todos los ámbitos de la vida pública del país. El presidente de la CEI, cardenal Camillo Ruini, que se encontraba ayer con Giordano, restó importancia a los hechos; "estamos tranquilos", dijo.

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