"Las mujeres en el poder seremos un muro contra la guerra"
Dolors Renau, barcelonesa, madre de dos hijos veinteañeros, militante socialista desde que tiene "uso de razón", ha sido elegida por aclamación presidenta de la Internacional Socialista de Mujeres en su congreso del pasado fin de semana en París para la tarea de abrir esa organización "al sur". Esa apelación geográfica tiene que ver con la determinación de la IS de dejar de mirar sólo a Europa para volcarse en las necesidades de las mujeres africanas, asiáticas y latinoamericanas.Renau defiende, enfática, las diferencias entre el socialismo y el conservadurismo al afrontar los problemas de las mujeres. "El feminismo, sin duda alguna, es sólo de izquierda, aunque la derecha viva de nuestras rentas al asumir parte de nuestros logros", dice. Otra de las banderas que levanta Renau es la de la presencia de las mujeres en el poder. "Las mujeres constituimos un muro de contención frente a la guerra", añade.
Pregunta.Quizá el elemento más novedoso de esta Internacional y de sus propósitos es esa ligazón que usted hace entre el poder de las mujeres para contribuir a la paz movidas por la afectividad.
Respuesta.Es evidente que las mujeres nos oponemos a la guerra, y en la medida en que estemos en política contribuiremos más a la paz. Es fácil de entender si se piensa que nosotras sabemos muy bien lo que es el cuidado, lo que en nuestros debates en todo el mundo sobre las mujeres se denomina tender loving care. La implicación emotiva de las mujeres es fundamental a la hora de entender su fuerza para oponerse a la guerra.
P.¿Se refiere a las Madres de Mayo de Argentina?
R.Sí, sí. ¿Quiénes sino las Madres de Mayo gritaron para decir que no aceptaban que quedara impune la desaparición de los suyos? ¿Quiénes sino ellas movilizaron a la opinión pública? ¿Es que alguien puede negar que tuvieron mucho que ver en la persecución de los dictadores? Las mujeres argelinas, por ejemplo, llevan adelante una lucha tremenda desde que empezaron los asesinatos y las desapariciones. Una argelina, ante nuestros elogios por su lucha, me contestó de manera natural que la maternidad es innegociable, y de ahí sale la fuerza. Hace muy poco también asistimos en Belgrado a otro movimiento que avala lo que decimos. Muchas mujeres salieron a la calle para decir que sus hijos no iban a la guerra.
P.Pero, si no están en el poder, todo quedará en movimientos espontáneos y sin cobertura institucional y, por tanto, sin fuerza efectiva, ¿no?
R.Lo sabemos, y por eso consideramos imprescindible tener poder, pero dejando claro que no queremos imponer, sino dialogar, pactar. Las mujeres queremos estar con los hombres en el centro y no en los márgenes, que es donde siempre hemos estado. Se ha avanzado, claro está, porque ahora nos escuchan, pero no nos reconocen como sujetos activos, porque son los hombres los que han definido el mundo y les queremos decir que puede ser de otra manera.
P.Su discurso lleva necesariamente al establecimiento de la cuota para alcanzar el poder, para tener presencia en política, que su partido ha instaurado al igual que lo han hecho los partidos socialdemócratas de todos los países europeos.
R.Nos gustaría que la cuota no fuera necesaria, pero lo es. La derecha la rechaza, pero luego se ve obligada a imitarla. La derecha parte de la igualdad teórica y dice que "la que vale, vale". ¡Pues qué poquitas valen si tan pocas aparecen! En nuestros partidos se proclama la igualdad entre hombres y mujeres, pero la práctica nos dice machaconamente que, si no hay medidas que la hagan posible, no hay tal igualdad, y se nos relega, así que hay que establecer cuotas no sólo en el ámbito interno de los partidos, sino en las listas electorales. Fue para nosotras una gran satisfacción que Joaquín Almunia se haya comprometido a cambiar la ley si gana las elecciones, para que exista democracia paritaria en las candidaturas.
P.No sólo la derecha considera que la cuota es vejatoria.
R.Lamento que en algún sector progresista se cuestione este sistema sin tener en cuenta la realidad implacable de qué es lo que ocurre cuando no hay cuotas. En el Parlamento español la presencia de mujeres ha ido creciendo a medida que la izquierda iba imponiendo y subiendo la cuota.
P.Los partidos conservadores niegan que las izquierdas sean más activas que ellos en defensa de los derechos de la mujer y en el feminismo.
R.Por ahí sí que no pasamos. Primero, el feminismo es política, porque desarrolla derechos humanos, los generaliza, y ése es un hecho trascendente para la humanidad. Y desde luego el feminismo es de izquierda, porque hunde sus raíces liberadoras en el pensamiento ilustrado y en el meollo del movimiento obrero. Además, cuando la izquierda llega al poder es cuando pone en marcha los instrumentos necesarios contra la discriminación, desde las cuotas hasta la garantía de los derechos básicos de los sectores más desfavorecidos, entre los que están las mujeres, y articula medidas contra la discriminación. No, no; el feminismo es de izquierda.
P.En su lenguaje, la derecha se ha igualado mucho a ustedes en cuanto a que reconocen la discriminación.
R.Pero hay algo fundamental que le delata. La derecha niega la desigualdad de partida, porque, si lo acepta, tendría que asumir que las condiciones sociales no son las mismas y que las prioridades suyas a la hora de gobernar no son las mismas que las nuestras. La izquierda sabe por experiencia que para que las mujeres puedan ejercer sus derechos hay que transformar las condiciones sociales; la derecha no tiene conciencia de transformación. Las compañeras noruegas nos contaban el retroceso que hubo en su país en las políticas contra la discriminación de la mujer en el periodo en que gobernaron los conservadores. Es así, digan lo que digan.
P.En sus planes de trabajo es de suponer que no podrá poner una plantilla que sirva tanto a las noruegas como a las guatemaltecas, nigerianas o marroquíes, por ejemplo.
R.Hay un denominador común, pero nuestro trabajo, para que sea eficaz, tiene que ser regionalizado, por continentes. Pretendo, me gustaría, ser la voz de las mujeres del sur, y eso no me cuesta ningún trabajo viniendo del país de donde vengo. Además, hay una fuerte presión de las mujeres del sur para estar presentes en la vida de la Internacional, y lo he tenido muy en cuenta. En nuestro presídium, la vicepresidenta es de Paraguay, junto a otras compañeras de Nicaragua, Marruecos o Senegal, además de las europeas.
P.En los documentos de las nórdicas se hace mucho hincapié en el problema que les supone que sean los hombres también los que legalmente puedan quedarse en casa en el tiempo de baja por maternidad. Ante esto, ¿qué comentan las mujeres del sur como usted las llama?
R.Sí, el contraste es grande. Las mujeres de la India, por ejemplo, luchan por obtener créditos para gestionar sus parcelas de tierra con mecanización y no de la forma tan dura en que ahora tienen que hacerlo. Ahí vamos a trabajar. En Centroamérica es imprescindible trabajar desde la IS con campañas masivas contra un machismo brutal que impregna todos los ámbitos de la vida. En España estamos a medio camino, después de un avance espectacular producido en los últimos 20 años. El principal problema es el paro de las mujeres, también el escaso avance en el reparto de las tareas familiares y esa cultura política misógina que sigue presente, aunque en mi partido se ha avanzado mucho.
P.¿Qué es lo inmediato que va a hacer?
R.Afganistán. Lo que está ocurriendo con las mujeres, a las que se niega la educación, la libre circulación, los más mínimos derechos, está suponiendo una catástrofe de magnitudes increíbles. Si no paramos esto pronto, no habrá nada que hacer, porque van a morir, ya que también se les niega la sanidad.
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