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EL PROCESO DE PAZ

HB propugna la "movilización y la desobediencia" para acelerar el proceso de "construcción nacional"

La "lucha popular" (herri borroka), concretada en la "movilización y la desobediencia", es el método por el que apuesta HB para hacer avanzar "la construcción nacional y la transformación social". Así lo plantea en los tres documentos sobre los que se está desarrollando el proceso de debate interno, denominado Eraikitzen (Construyendo), con vistas a su próxima asamblea nacional de diciembre. El debilitamiento, tras el alto el fuego de ETA, de la "tensión política" que mantuvieron sus militantes en la etapa anterior es la mayor autocrítica que se hace HB, que considera haber logrado "muy buenos resultados" con la presión y enfrentamiento social que aplicó hasta el encarcelamiento de la anterior Mesa Nacional.

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Acelerar el proceso de construcción nacional que se entreabrió con la Declaración de Lizarra, poniendo en marcha un "proceso constituyente" para los seis territorios de Euskal Herria (los tres del País Vasco, Navarra y los dos del País Vasco francés), constituye el objetivo político inmediato que propone Herri Batasuna a sus militantes en el proceso de debate interno que concluirá a mediados de enero. En consecuencia, da "prioridad" a la actividad de la Asamblea de Cargos Municipales (Udalbiltza) y propugna "trabajar por un parlamento y gobierno nacionales de Euskal Herria" que lleven hasta el final -es decir, la independen-cia- la dinámica política iniciada con el alto el fuego declarado por ETA en septiembre del año pasado.HB aboga por simultanear esa construcción nacional con la "transformación social", con el objetivo de romper las vinculaciones de Euskal Herria con España y Francia -"nuestro pueblo está violentamente unido a la realidad de esos dos Estados", señala- e instaurar un Estado vasco independiente, socialista y euskaldun (que vive en euskera). En ninguno de los tres documentos puestos en discusión se especifica si se va a consultar a los ciudadanos del País Vasco, Navarra y País Vasco francés sobre su futuro y de qué forma lo haría. En cambio, para la "nueva fase política" se aboga por "reforzar la lucha popular en todos los ámbitos, por medio de la movilización y la desobediencia", "para romper todas las ligaduras con los Estados español y francés y crear un nuevo modelo basado en la justicia social".

"Muy buenos resultados"

Las expectativas de que en el proceso de paz HB pudiera acercar su praxis política a la realidad social vasca y normalizar su actividad institucional quedan sin base en su proyecto para los próximos cuatro años. Por el contrario, la plataforma política de la izquierda abertzale da una vuelta de tuerca a sus viejos postulados, al considerar que su validez ha quedado ratificada por lo sucedido desde los momentos previos al Pacto de Lizarra. Esto le permite afirmar, en el documento de balance de los últimos cuatro años, que la línea Oldartzen -la política vigente entre 1995 y 1999, que tenía como ejes la construcción nacional y el tensionamiento de la vida política- "ha obtenido muy buenos resultados". Y ello a pesar de que, como se acepta en el propio texto, la primera parte quedó inédita y la segunda, la llamada "socialización del sufrimiento", tuvo que ser revisada a finales de 1997 tras la reacción de Ermua y el encarcelamiento de la Mesa Nacional.Sin embargo, la dinámica iniciada a continuación con el diálogo PNV-HB-ETA, y que concluyó con la Declaración de Lizarra y la tregua, justifica ese balance optimista. "El enfrentamiento directo en la calle" al que se llegó con las hostiles contramanifestaciones de Euskal Herria askatu consiguió, dice HB, que las fuerzas políticas y sindicales nacionalistas asumieran "la idea que había que moverse políticamente para cambiar la situación". Como consecuencia, añade HB, se ha roto "la dicotomía demócratas/no demócratas" vigente con el Pacto de Ajuria Enea y se ha situado "el conflicto en torno a términos políticos". "La Izquierda Abertzale es [actualmente] el principal agente político y social de Euskal Herria", proclama HB, que destaca haber "desactivado la posibilidad de un tercer espacio" que hubiera podido debilitarle.

En el apartado de la autocrítica, lamenta la falta de dinamismo de las asambleas locales, las deficiencias en la política de comunicación y, sobre todo, el relajamiento de sus militantes tras la tregua. "No hemos sabido trabajar al margen de la tensión y el enfrentamiento que acarrean los tiempos de resistencia. Muchos de nuestros militantes se han desactivado, al unir la nueva situación con el tema de la distensión [el alto el fuego de ETA]", indica el documento.

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HB, que se caracteriza por su permanente activismo, se muestra en su balance muy preocupada por el aflojamiento de la "presión política". "Es un problema estratégico y no coyuntural, que debemos solucionar urgentemente". De lo contrario, advierte, "no existirá forma de conseguir la construcción nacional o la reforma social".

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