Fausto según Berlioz
Como tantas partituras del gran romántico francés, La condenación de Fausto sorprende, más aún si tenemos en cuenta las fechas de creación. 1846, en el caso de este Fausto original, bellísimo y, verdaderamente, mucho más lírico que trágico, que tiene su origen en las Escenas de Fausto, según versión francesa de Gerard de Nerval, de 1829, el año anterior a la Sinfonía fantástica. Sorprende en igual medida recordar todo el repertorio de tópicos acumulados, de conceptos erróneos y esa pueril "caricaturización" del compositor que tuvo la infeliz idea de diseñar el señor Geiger. Ni exceso de ruidos ni sobra de complejidad existen en la mayor parte de cualquier obra berlioziana. Pensemos, en cambio, en la escena campestre de la Fantástica, en las poéticas sutilezas de Les nuits d"Eté, la tierna religiosidad de La infancia de Cristo. En 1893, el empresario Raoul Gunsbourg, director de la Ópera de Montecarlo, presenta la versión escénica de la leyenda dramática, esa suerte de "teatro en concierto" del que fue maestro Berlioz. El éxito fue grande. Sin embargo, la pieza hizo fortuna cuando, en 1906, la ofreció el Teatro Real de Madrid.La Sociedad Coral de Bilbao, que dirige Gorka Sierra, ha hecho un trabajo excelente en unión de la Orquesta del Capitolio y la mezzo Françoise Pollet, de gran prestigio internacional; el barítono Laurent Naourí, un Mefistófeles severo pero fuertemente expresivo; el tenor Keith Lewis, en un Fausto rico de matices y elevado de línea, y el bajo Nicolás Testé en Brander. Plassón, con tan aptos mimbres, construyó, narró, emocionó, expuso con hermosura de continuidad esta partitura. El éxito fue total, a pesar de que la extensa partitura se dio, sin intermedio, durante dos horas y media.
La condenación de Fausto
La damnation de Faust, de Berlioz.Orquesta del Capitolio de Toulouse y Sociedad Coral de Bilbao. Ciclo pro-música. Director: M. Plassón. Auditorio Nacional. Madrid, 10 de noviembre.
Babelia
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