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Católicos y protestantes coinciden en que el proceso de paz iniciado hace dos años vive un momento decisivo

Si en algo están de acuerdo tanto nacionalistas católicos como unionistas protestantes de Irlanda del Norte es en que el proceso de paz iniciado hace más de dos años se halla en un momento decisivo. Los Gobiernos de Londres y Dublín y los antagonistas políticos de la provincia lo han dicho mil veces: "El proceso está en crisis", "el plan de paz se tambalea al borde del abismo", "ha llegado el momento de la verdad", "las próximas horas son definitivas" y frases por el estilo, que, si bien son ciertas, no han conseguido llamar la atención de los británicos ni de la gente del Ulster.El proceso ha llegado a un punto en el que son necesarias las grandes decisiones. Si es cierto que el Sinn Fein ha aprobado un documento interno en que "deplora" la violencia, y su rama militar, el IRA, se ha comprometido por velar por que la paz sea "indestructible", Londres, Dublín y los partidos políticos del Ulster tienen ante sí una oportunidad única -que George Mitchell, el exsenador norteamericano, que actúa como mediador- ha creado tras fatigosos periodos de sesiones en el castillo de Stormont desde el mismo día que inició la revisión del Acuerdo de Viernes Santo, hace ahora 10 semanas.

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Mitchell se encuentra en Belfast con la misión de aproximar las posiciones entre el Sinn Fein (el frente político del IRA) y la de las fuerzas probritánicas y protestantes, lideradas por el Partido Unionista del Ulster, de David Trimble. Desde hace un mes existe un factor nuevo, que los protestantes consideran positivo: el cambio de ministro al frente de la cartera para Irlanda del Norte. A la impopular (en las filas unionistas) Mo Mowlam le ha reemplazado Peter Mandelson, considerado el hombre de confianza de Blair.

Si Mitchell es conocido por su paciencia y tenacidad, Mandelson representa el dinamismo del Gobierno laborista británico. Nada más ser designado como responsable, viajó a Belfast con un mensaje claro: o surgen síntomas de flexibilidad entre ambos bandos o hay que prepararse para aceptar un fracaso.

Es una idea compartida por todos los actores exteriores: la decisión final de vivir en guerra o vivir en paz está en manos de los políticos del Ulster.

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