_
_
_
_
_

El hombre que sentó a McCarthy

El Celta encuentra sustituto a la alicaída sensación del verano

Dos ojeadores quedaron encantados en mayo de este año con el argentino Mario Turdó, que jugó y ganó con la selección argentina sub-21 el torneo Esperanzas de Toulón, en Francia: el del Southampton y el del Celta. El inglés fue el primero en hacer una oferta concreta, y el joven delantero, por entonces en las filas del Independiente de Avellaneda, estuvo a punto de aceptar. Pero llegó la llamada del Celta, cuando el traspaso estaba casi concretado, puso los 600 millones de pesetas necesarios sobre la mesa, y Turdó no dudó. "Por jugar en España, algo que siempre había querido, y por el equipo, que había visto mucho ya por televisión y sabía que jugaba muy bien al fútbol", dice.Turdó, nacido durante la Nochevieja de 1979 en Armstrong, un pequeño pueblo agricultor de la provincia de Santa Fe, llegó al Celta sabiendo que otros delanteros con la misma edad que él, pero mejores pergaminos -el surafricano McCarthy venía del Ajax y el ecuatoriano Kaviedes del Perugia italiano-, le iban a poner bastante difícil entrar en el once de Víctor Fernández.

De hecho, McCarthy fue la sensación de la pretemporada y todos en Vigo pensaron que el hombre ideal para reemplazar a Lubo Penev sería el surafricano. También lo pensó Víctor Fernández, que lo alineó como titular en todos los partidos... Menos el último. Balaídos había pedido el relevo desesperadamente -McCarthy vivió estos meses en otra galaxia-, y Turdó aprovechó su oportunidad: marcó dos goles en el 5-1 frente al Betis y se complementó perfectamente con Mostovoi, Karpin y Gustavo López, los otros ejes de la que fue la mejor actuación del Celta en lo que va de temporada.

A Turdó, que ya había marcado el jueves frente al Aris de Salónica por la Copa UEFA, le gusta su equipo -"aquí es fácil ser delantero, llegan un montón de balones limpios"- y reconoce que en el Independiente, donde era dirigido por César Luis Menotti, otro abanderado del buen juego, intentaban hacerlo de la misma manera, "pero muchas veces no nos salía".

Si bien siempre jugó de delantero, en el eje estílistico que va de Christian Vieri a Patrick Kluivert, Turdó prefiere ubicarse más cerca del número 9 del Barça: "En mi puesto hay que marcar goles, claro, pero no quiero estar ahí sólo para eso. Me gusta ayudar al equipo en todo lo posible, y si hay que bajar unos metros para construir, encantado".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_