Volcados en la exportación
La máquina herramienta es uno de los principales pilares de la industria vasca. En la cuenca del Deba, en Guipúzcoa, este sector es el que en gran medida facilita el pleno empleo. Sin embargo, pese a la especialización guipuzcoana, no todas las grandes de la máquina herramienta se encuentran en este territorio. En Durango la familia Onandía puso en marcha una firma, Ona Electroerosión, en 1952, que con un gran componente tecnológico, le ha permitido exportar el 70% de su producción. Cerca de 12.000 de sus máquinas están repartidas por todo el mundo. Entre ellas está la máquina de electroerosión más grande fabricada en el mundo, elaborada con el apoyo del programa europeo Eureka.El éxito de este negocio, que da empleo directo a 180 personas, es un sistema de mecanización de piezas para todo tipo de materiales por medio de descargas eléctricas, la electroerosión. Cuando en los años cincuenta tres hermanos y un sobrino decidieron poner en marcha el negocio quisieron ya apostar por un técnica nueva, ir más allá de la erosión mecánica por taladros, fresadoras,... Al principio realizaron máquina herramienta tradicional, pero pronto apostaron por una tecnología que llegaba de Estados Unidos y que les iba a abrir las puertas del éxito.
José María Onandía, director general de la fábrica e hijo de uno de los fundadores, ha apostado por la profesionalización del negocio familiar y por la especialización en el desarrollo tecnológico y el ensamblaje. Ona, que subcontrata gran parte del trabajo, cuenta con tantos trabajadores indirectos trabajando prácticamente en exclusiva para la empresa como directos.
Ona Electroerosión factura cerca de 7.000 millones de pesetas y cuenta con un beneficio que tan solo este año se prevé crezca un 20%. Estos resultados están en gran medida proporcionados por su ventaja competitiva en los mercados extranjeros. "Estamos en un proceso de expansión que nos permita desarrollar más nuestro producto y nuestras filiales en el extranjero. En los próximos cinco años vamos a invertir 2.000 millones de pesetas", señala Onandía. La firma cuenta actualmente con dos delegaciones propias en Francia, una en Italia, una en Portugal y otra en EE UU. Junto a éstas tiene otros cuarenta representantes repartidos por los cinco continentes.
En este momento sus ventas están repartidas en un 70% en Europa, un 15% en EE UU, un 15% en Asia y un 8% en el resto del mundo. El plan de inversiones quiere cambiar estos porcentajes para aumentar su presencia en los mercado más lejanos: un 55% en Europa, un 25% en EE UU y Canada, un 15% en Asia y eun 5% en el resto del mundo. "Nuestra idea es aumentar la capacidad productiva en EE UU en el momento en que contemos con una masa crítica de clientes suficiente. Si se cumplen nuestros planes podríamos llegar a ensamblar en este mercado", indica Onandía.
Las máquinas que se fabrican en Onandía, esencialmente las de tamaño mediano, que se hacen prácticamente a la medida de los clientes, trabajan sin problemas más de 15 años de forma ininterrumpida. Son aparatos preparados para trabajar 24 horas y con paradas muy cortas. Sin embargo, Ona las quiere dejar obsoletas en cinco años. La empresa se ocupa y preocupa de salir a los mercados cada dos años con nuevos productos que sean más rápidos, más eficaces y con más rentables. Así, presentan sus productos en la feria mundial de Hanover o en la de máquina herramienta de Bilbao.
Espíritu familiar
La empresa, aunque sigue manteniendo su espíritu familiar, ha optado por la profesionalización. A comienzos de los años noventa una parte del capital salió de la familia. De hecho, el 73% lo tienen los Onandía, el 16% la Bilbao Bizkaia Kutxa y el 11% la Sociedad de Capital Riesgo del País Vasco. "La manera de hacer más profesional el negocio es abrir la empresa y no confundirla con la cocina", asegura Onandía. En todo caso, pese a que la segunda generación es la que controla la empresa, el director general no considera que la firma precise uno de los tan famosos protocolos familiares par reglar la marcha de la firma. Todos saben, de acuerdo con Onandía, cual es su papel en la empresa.
Entre los clientes de la empresa de Durango están empresas que fabrican piezas para sectores muy diversos. De la aeronáutica, como Gamesa, Air France, Techspace, ITP o Casa, a la electrónica, con firmas como Philips, o la automoción, con Ford o Renault.
La apuesta por la investigación
De los 180 trabajadores y trabajadoras de Ona Electroerosión, 30 se dedican a Investigación y desarrollo (I+D), a desarrollar producto. Este grupo de trabajadores, los de bata blanca, se lleva el 10% de la facturación anual. Este esfuerzo casi desmesurado les permite mantenerse en la vaguardia y ser competitivos internacionalmente. Ona cuenta con un filtro de residuos, patente propia y fruto de este esfuerzo investigador, que les permite que sus máquinas no necesiten parar la producción para retirar los restos. La limpieza de su producto es sencilla, rápida y barata.Éxitos como este los consigue gracias a su esfuerzo y la colaboración con los centros de investigación y enseñanza. Ahora mismo cuenta con proyectos de investigación junto a la Universidad de Magdeburgo, la Universidad del País Vasco y el centro de investigación Tecniquer.
El 100% de sus productos cuentan así con tecnología propia. Esto les ayuda a dar un garantía de cinco años a todas sus máquinas en el mercado español. Entre los proyectos europeos de investigación más importantes que trabajan está el Eureka y el Brite-Euram.
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