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Viena resume en una exposición los documentos decisivos de Freud

Una muestra paralela proyecta las filmaciones que le hizo un paciente

Es un resumen de la vida y obra de uno de los pensadores de mayor influencia en el siglo XX. Y uno de los más polémicos, porque sus teorías nunca llegaron a ser aceptadas sin controversia. Sigmund Freud: conflicto y cultura es el título de esta exposición organizada por la Library of Congress de Washington en cooperación con los museos Freud de Londres y de Viena, y se exhibe en la Biblioteca Nacional de esta ciudad hasta el 6 de febrero.

La muestra se centra en las teorías de aquel intelectual que intentó diseñar la cartografía de un nuevo espacio en la historia, el de la psique; "un pensador que transformó tanto las ciencias como la imagen cotidiana que los seres humanos tienen de ellos mismos", como dice el comisario de la exposición, Michael S. Roth, vicedirector del Getty Research Institute en Los Angeles.Unas cuantas vitrinas repartidas por orden cronológico ordenan los materiales en una gran sala. Hay poca luz, para no estropear los manuscritos originales, escritos con una letra rápida y segura, que dan una visión sobre algunos momentos decisivos del pensamiento de Freud.

En un manuscrito, el inventor del psicoanálisis menciona que, en vista de que la hipnosis no funciona con todos los individuos, ha decidido buscar la catarsis del paciente a través de su estado normal. En una carta, el científico nacido en el Imperio Austrohúngaro en 1856 responde a la madre de un homosexual que él no puede curar a su hijo, ya que éste no padece de ningún mal, y condena la criminalización de la homosexualidad como una "injusticia" y una "crueldad". De particular actualidad es otro texto en el que el maestro dice que no le parece importante que un psicoanalista bien formado sea o no sea médico. En Austria todavía no tienen la misma aceptación los teraputas sin título médico.

Después de presentar el entorno en el que creció el joven Freud, la muestra aborda la teoría del psicoanálisis y las técnicas terapéuticas, a partir de las observaciones de Freud sobre fenómenos cotidianos como el sueño, los chistes y los errores, así como de los diagnósticos de sus pacientes más importantes.

El último capítulo documenta cómo Freud aplicaba sus conocimientos de la psique para interpretar los acontecimientos sociales, culturales y políticos de su época; su visión de la guerra y de la amenza nazi que lo llevó al exilio en Londres, donde falleció en 1939. Sus cuatro hermanas murieron en campos de concentración.

En la sala se puede ver también una réplica de la consulta del psicoanalista y varias pantallas que muestran pasajes de películas con clara influencia del psicoanálisis: desde tragedias de Elia Kazan hasta las más conocidas comedias de Hollywood o los dibujos animados Los Simpson.

A Freud no le gustó el cine, se mostraba siempre escéptico con excepción de las películas de Chaplin, que despertaban en él una profunda admiración, según cuenta Lydia Marinelli, comisaria de otra exposición paralela en el Museo Sigmund Freud de Viena.

Punto clave de esta segunda muestra es una filmación de Phillip R. Lehrmann, paciente y dicípulo de Freud, que consiguió filmar durante largos años a su maestro y a otros contemporáneos, como Wilhelm Reich o Sandor Ferenczi.

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