Las aguas del taxi bajan revueltas
Las nuevas tarifas del taxi han hecho que estos días las aguas del sector hayan vuelto a bajar revueltas. Un acuerdo alcanzado entre los sindicatos para ampliar el número de vehículos en circulación durante las noches de los fines de semana, cuando se produce la mayor distorsión entre oferta y demanda, ha devuelto la calma por el momento. Las turbulencias, no obstante, han reavivado algunas de las heridas que se abrieron tras la aprobación del plan de viabilidad del sector en 1996 y que nunca llegaron a cerrarse del todo. Mientras la Administración reconoce que el plan debe ser revisado para adaptarlo a la nueva situación, algunos sectores abogan por ir mucho más allá y apuestan por paralizarlo.El plan establecía la retirada en cinco años de 1.215 de las 10.900 licencias existentes, limitaba al 5% el número de vehículos a doble turno y concretaba una tasa de 65.000 pesetas destinada a la amortización de las licencias, que debía ser abonada por los taxistas.
Asimismo incluía la prohibición de contratar asalariados en ese periodo, con la idea de que cada taxi sólo tuviera un conductor. En la práctica, esto ha supuesto la eliminación de 600 asalariados en estos últimos años, aproximadamente el 50% de los que había por aquel entonces. Y eran los asalariados los que cubrían mayoritariamente el turno de noche.
La aplicación del plan ha provocado una larga controversia, que ha llegado incluso a los tribunales. Así las cosas, no era de extrañar que cualquier discusión en el sector volviera a poner en el ojo del huracán el plan de viabilidad. En este caso el detonante ha sido el aumento de las tarifas nocturnas en un 13% para animar a los taxistas a trabajar en las noches de los fines de semana, especialmente la de los sábados, "que es cuando se han producido las deficiencias", asegura Andreu Nebot, gerente del Instituto Metropolitano del Taxi (Imet). El aumento de las tarifas se ha visto acompañado de un acuerdo para reforzar la oferta durante los fines de semana, con 1.500 nuevos vehículos y la entrada de unos 400 asalariados, durante los próximos tres meses.
Nueva coyuntura
¿Cómo se ha llegado a esta situación de falta de oferta en determinados momentos de la semana mientras se ponía en marcha una política de reducción de licencias? El problema no es de falta de coches, asegura Nebot, porque en Barcelona la ratio es de 3,7 taxis por 1.000 habitantes, "mientras que en Europa oscila entre el 1,8 y el 2,5", indica el gerente del Imet. La Asociación de Empresarios del Taxi (AET), sin embargo, critica estas cifras "porque no tienen en cuenta la población flotante".
Existía una radiografía del sector en 1996, pero no ahora. Y entretanto, la coyuntura ha cambiado. El nuevo presidente de la Entidad Metropolitana del Transporte, (EMT), el socialista Celestino Corbacho, ha reconocido que "la sociedad cambia y hay que hacer una fotografía de la realidad del taxi con una prospección para ajustar la oferta a la demanda en los próximos años".
El vicepresidente de la EMT, el concejal de Barcelona Jordi Portabella (ERC), coincide en el diagnóstico: "Se han producido unos cambios estructurales tanto en el taxi como en el turismo y la oferta de ocio y de cultura". Y añade: "Ha habido una falta de agilización de las necesidades". Portabella entiende que algunas partes del plan de viabilidad deben ser revisadas con urgencia. Sin embargo, el presidente de la EMT considera que el plan ha sido y es positivo y que es el marco adecuado para abordar los cambios. "Hay que buscar nuevos objetivos dentro de la flexibilidad del plan de viabilidad, garantizando que se ajusten la oferta y la demanda", señala Corbacho. Iniciativa per Catalunya ha apostado por replantear globalmente toda la oferta nocturna de transporte público, y Convergència i Unió y el Partido Popular han reclamado la suspensión del plan.
Si en el ámbito político las opiniones son diversas, entre los profesionales no lo son menos. El Sindicato de Taxistas Autónomos de Cataluña (STAC) no quiere ni oír hablar de paralizar el plan. "Si hay un exceso de demanda, el plan es flexible para cambiar", señala Miguel Tomás, presidente del STAC, que asegura que el problema se ve potenciado por el hecho de que no existe transporte alternativo en las zonas de ocio nocturno. Tomás entiende que el objetivo de retirar 1.215 licencias de taxis "es irreversible". La razón tiene su peso económico: el taxista que compra una licencia paga 500.000 pesetas, o sea, el plan por anticipado. Una razón que, por otro lado, es considerada insuficiente por la AET para mantener el plan.
Más críticos se muestran los empresarios del taxi. "El plan de viabilidad se hizo de espaldas al usuario", señala Carmen Tienda, de la AET. Tienda reclama la reestructuración total del plan y su suspensión "mientras se hace un estudio de la situación en que ahora se encuentra el sector". ¿El objetivo?: promover la entrada de asalariados en el sector para volver a la situación de antes de 1996.
Liberalización de tarifas
La AET reclama también la liberalización de tarifas, "marcando las máximas, pero no las mínimas, para poder captar sectores o promover bonificaciones entre los clientes fieles", señala Tienda. También plantea que las 34 empresas existentes tengan la obligación de prestar el doble turno "para rentabilizar la licencia".
Por su parte, la Federación Catalana del Taxi (FCT), que también se opuso a la reestructuración del sector, ha reclamado que se amplíe el número de asalariados hasta llegar a los 1.200 y que se modifique el reglamento para hacer posible que el taxista pueda agruparse. El gerente del Imet rompe una lanza en favor de los autónomos. "En los últimos años se han cambiado 2.000 vehículos, con una inversión que ha rondado los 6.000 millones", indica.
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