La memoria fértil
Reencuentro
Compañía Nacional de Danza
Remansos de Granados y Self de A. Iglesias, con coreografías de N. Duato (1997); Sinfonía de los salmos de Stravinski, con coreografía de J. Kylián (1978). Sinfónica de Madrid. Director: P. Alcalde. Coro de Valencia. Piano: A. Guinovart. Teatro Real, Madrid, 5 de noviembre.
La memoria fértil
No ha temido Duato el reencuentro con su memoria afectiva del baile, y lo ha puesto en correspondencia con dos coreografías propias de 1997. De Remansos, con música de Granados, se mantienen la variedad de valores gestuales y volumétricos, el diálogo con los elementos materiales, el dibujo del espacio, la fuerza interna que poseen los desplazamientos y la poesía integradora de los diferentes estímulos, pero todo alcanza una dimensión más sutil, compleja y enriquecedora, respecto a lo visto en el Teatro de Madrid hace algo más de un año, por la soberbia iluminación de Nicolás Fischtel y por la música en directo de un pianista tan formidable como Albert Guinovart.De Self, con una música muy efectiva y bien construida de Alberto Iglesias, hay que remontarse al comentario crítico de Roger Salas en este periódico el 25 de abril de 1997. Decía: "Este ballet de Duato quizá significa su entrada en la madurez y un cierto reposo, esmerado en la factura, atento al trabajo solista y profundizando como nunca en los contenidos dramáticos". El hermetismo de la propuesta se complementa con un clima de misterio evocador e inquietante.
En su nueva comparecencia madrileña, Nacho Duato ha presentado un espectáculo en que los aspectos globales, de conjunto, están por encima de las actuaciones individuales, aun siendo éstas impecables, pero ha privilegiado, por encima de todo, el trabajo de compañía. Y ha vuelto a demostrar sus fidelidades: con su maestro Kylián, con el compositor Alberto Iglesias, con el director de orquesta Pedro Alcalde. Tiene tenacidad, instinto y humildad el coreógrafo valenciano. Les cuento una anécdota poco conocida. Cuando la Compañía Nacional de Danza actuó en Weimar (Alemania) con motivo de la capitalidad cultural europea, un director de orquesta fue a felicitar a Duato después del espectáculo y le dejó caer que quizá podrían trabajar juntos en alguna coreografía. Duato le respondió que ya tenía un director de orquesta con el que se compenetraba a las mil maravillas. El director visitante era nada menos que Daniel Barenboim.
La memoria fértil de Nacho Duato, la convivencia con sus ángeles furiosos o sus fantasmas del futuro, la aceptación del momento presente como signo de madurez, han posibilitado este magnífico espectáculo que presenta el Teatro Real, en el que destaca una inolvidable Sinfonía de los salmos por la que no pasa el tiempo.
Babelia
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