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El ganador en Uruguay observa una "revolución cautelosa" en América

"En América Latina se está produciendo una revolución cautelosa", dijo ayer Tabaré Vázquez, flamante vencedor en la primera vuelta de las elecciones uruguayas como candidato del Encuentro Progresista-Frente Amplio. La clara victoria del pasado domingo ha convertido a la coalición de izquierda en la primera fuerza política del país, en disposición de disputar la presidencia de la República al tradicional Partido Colorado en la segunda ronda de los comicios, que se celebrará el próximo 28 de noviembre.

El candidato ganador calificó la jornada del domingo de histórica, y en buena parte lo es. Por primera vez, una fuerza de izquierda derrotó en unas elecciones presidenciales a los dos partidos tradicionales -Colorado y Nacional o Blanco- y, además, obtuvo la votación más alta en los 169 años de historia institucional de Uruguay.Vázquez habla de una revolución que abre paso a "la alternativa al modelo neoliberal, que es el progresismo", que busca superar "una situación que sumió a la región en la injusticia" y que empieza a manifestarse en los recientes triunfos electorales de la Alianza en Argentina y del Frente Amplio en Uruguay, y, quizá, en el de la Concertación en Chile.

Los resultados del domingo hablan por sí solos. Con una altísima participación, que rondó el 92,33%, la coalición de izquierda obtuvo el 38,5% de los votos, por delante del Partido Colorado (31,3%), del Partido Nacional (21,2%) y de Nuevo Espacio (4,3%). La votación también dio un vuelco en la composición del Parlamento. El Frente Amplio se convierte en la fuerza con mayor representación, con 40 diputados.

La jornada electoral del domingo culminó en Montevideo con una multitudinaria fiesta de los seguidores del Frente Amplio, que se prolongó hasta avanzada la noche. Canciones combativas animaban la espera del vencedor de las elecciones, mientras militantes y simpatizantes de todo el abanico de la izquierda uruguaya -desde socialdemócratas a veteranos exguerrilleros tupamaros- enarbolaban pancartas y banderas de distintos colores políticos y deportivos. "No había visto nada igual desde el fin de la dictadura", recordaba emocionado un anciano militante socialista.

Vázquez anunció su disposición inmediata a dialogar con todas las fuerzas políticas para conseguir los apoyos necesarios ante la segunda vuelta. Será una lucha cerrada con el candidato colorado, Jorge Batlle, quien se apresuró a hacer un llamamiento a todos los ciudadanos a "cobijarse bajo la bandera uruguaya". El gran derrotado de las elecciones fue el ex presidente y candidato del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle. Descartado de la lucha por la presidencia, su partido jugará un papel decisivo el 28 de noviembre, junto al minoritario Nuevo Espacio, del socialdemócrata Rafael Michelini. Los votantes de estas dos fuerzas decidirán, en buena medida, quién será el presidente de Uruguay los próximos cinco años.

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