Un prestigioso oncólogo con una carrera meteórica

Tabaré Ramón Vázquez Rosas, 59 años, es un prestigioso médico oncólogo con clínica propia que ha participado en numerosos congresos internacionales y tiene publicados más de cien trabajos científicos. Su verdadero salto a la política se produjo en 1989, cuando se presentó y ganó por primera vez para la izquierda la alcaldía de Montevideo. Su ascenso en la coalición del Frente Amplio ha sido meteórica, y en julio de 1994 fue proclamado candidato a la Presidencia de la República. El Partido Colorado ganó las elecciones, pero los uruguayos repartieron su voto casi a partes iguales entre colorados, blancos y el Frente Amplio. Vázquez consolidó su posición, y dos años después fue elegido presidente de la coalición.Sus adversarios le acusan de demagogo, populista y marxista, y advierten de que si llega al poder provocará el caos económico. Pero este mensaje no parece haber calado entre la población que, según indican las encuestas, está más cansada del monopolio del poder que han ostentado sin interrupción dos fuerzas políticas con escasas diferencias entre ellas. El candidato de Encuentro Progresista-Frente Amplio levanta la bandera del "Uruguay productivo" con un Estado más eficiente que reduzca el alto porcentaje de desempleo, que en un país de 3,2 millones de habitantes alcanza el 11%.

En su campaña, Tabaré Vázquez ha enumerado las cinco prioridades de un eventual gobierno bajo su presidencia: "Desarrollo de la inversión productiva en las áreas estratégicas; empleo; políticas sociales de salud, educación y vivienda; descentralización política y participación ciudadana; y acción sobre la pobreza, es decir, la elaboración de un Plan de Emergencia".

Y también ha dicho qué medidas concretas piensa adoptar si gana las elecciones: introducir un impuesto a la renta de las personas físicas como base de una nueva política tributaria; reducción del 23% al 15% de la tasa básica del IVA; establecer un mayor gravamen a los bienes suntuarios, reimplantación del impuesto a las herencias, y reglamentación del secreto bancario. A sus adversarios les ha faltado tiempo para dar la voz de alarma ante lo que califican de peligroso radicalismo.