Elija usted la vida que quiera
Nada más entrar en el Centro Cívico uno tropieza con La Fede, conocida también por el eufónico nombre de La Tres Cabezas. Descripción: alta, garbosa, de armas tomar, falda larga, trenza roja, barbita y dos globos desmesurados a modo de pechos. La Fede se llama en realidad Javier Olmos; no es que tenga una crisis de identidad, sino que está en pleno juego de rol, con atrezzo y todo, y se ha metido mucho en su papel. Como la mayor parte de los 600 jóvenes que se han reunido aquí durante el Puente de Todos los Santos para celebrar el VI Encuentro Rolero Malagueño, organizado por la asociación juvenil Éxito Crítico y patrocinado por el Ayuntamiento, la Diputación y Unicaja.Volvamos a La Fede. Es una prostituta que vive con una cuadrilla de bandoleros. "Nos echamos al monte por circunstancias de la vida". El juego que le dio la vida, La Salvaje Andalucía, y ha sido ideado por unos muchachos que se cansaron de meterse en fantasías anglosajonas llenas de elfos y dragones. "Buscamos datos sobre los bandoleros andaluces y desarrollamos este juego", explica José Francisco Moya, un estudiante de historia de 22 años que esgrime fotocopias de grabados y documentos de la época. Sentados a una mesa, con los pistolones a mano, los jugadores asaltan cortijos, pelean contra el ejército, hacen contrabando, "nos enfrentamos al poder establecido", apostilla Javier/La Fede. Parten de un guión de Salvador Muñoz "que casi siempre se va al garete; los personajes hacen lo que les parece".
Reina el azar. En todas las mesas, en las que se juega a La Llamada de Cthulhu, a El Señor de los Anillos o a Mutantes en la Sombra, hay dados de mil formas y colores. Ellos dan la línea base de los acontecimientos, pero luego se improvisa. "Es una cosa muy creativa", dice Manolo Román, de la organización. "Fomenta la lectura. Cthulhu nace de un libro de Lovecraft, y El Señor de los Anillos, de Tolkien". Y además "ayuda a gente muy cortada a interactuar con los demás".
También favorece las ciencias y las bellas artes. De las primeras, la Historia. Iván González y Francis Sánchez están montando una especie de maqueta gigante que representa una ciudad alemana atacada por los rusos en 1944. Hay edificios semiderruidos, árboles, tanques, soldados, todo minuciosamente perfecto. "La guerra estaba a punto de acabar y los rusos planeaban una ofensiva", explica Iván. Francis asegura que es mucho mejor que cualquier vídeoconsola, "porque se juega en grupo". Cuenta que la tradición del miniaturismo arranca del siglo XVIII, que interesó a grandes hombres ("como a George Orwell o H. G. Wells") y que no tiene nada que ver con el culto a la beligerancia o el militarismo.
Ahora, las artes. Hay un concurso de pintura de figuras, cine y un gran despliegue de revistas y cómic. Y en una mesa céntrica, tres jóvenes ofrecen dibujos a la carta. Gratis. Les han pedido "un elfo con un casco de cisne luchando contra un dragón de cuatro patas" y "un enano feo como el culo", por ejemplo. "Son ellos, sus personajes: los piden para verse", explica Antonio Vázquez, uno de los dibujantes.
Manolo, recién salido de un hilarante campeonato de Prika Fighters (un juego creado en Málaga por Carlos Varo), remata convencido: "En la vida real no puedes ser un guerrero medieval. Aquí sí, tú eliges".
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