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El hombre que descuartizó en Valencia a su mujer creía que estaba embarazada de otro

El parricida ingresa en prisión tras conducir a la juez hasta los restos de la víctima

Pedro José Nueda, de 29 años, ingresó ayer en prisión como supuesto autor de la muerte, en 1995, de su esposa María del Carmen Merino Perelló, de 24 años y embarazada de ocho meses. Así lo ordenó la juez, tras acompañar a Nueda hasta el lugar donde enterró el cuerpo descuartizado. El parricida creía, según contó a varios amigos, que el hijo que estaba a punto de dar a luz su mujer no era suyo. Esta desconfianza motivó no pocas discusiones entre la pareja, según reveló ayer el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Carlos González Cepeda.

Poco después de la muerte de María del Carmen Merino, ocurrida el 6 de octubre de 1995, su marido y supuesto asesino apareció en el programa ¿Quién sabe dónde?, dirigido por Francisco Lobatón, para denunciar su desaparición y pedir ayuda para encontrarla. Y hace días volvió a aparecer en el programa de Antena 3 Para toda la vida para contar cómo había rehecho su vida con otra mujer.La excavadora y las palas desenterraron ayer los restos de un brazo humano en un olivar próximo a Chiva (Valencia), con lo que la Policía completó "un rompecabezas macabro", en palabras del jefe superior, Segundo Martínez, que investiga el caso desde que el 6 de octubre de 1995 desapareció la joven.

La relación de la pareja siempre fue tortuosa, según la versión policial. Los dos se habían denunciado mutuamente por malos tratos y agresiones, y la Policía Local de Chiva tuvo que acudir muchas veces a su domicilio para sofocar sus discusiones. En una ocasión decidieron separarse, pero luego se reconciliaron.

Los agentes creen que Nueda la estranguló el 6 de octubre de 1995 a las 23.00, en el piso de Mislata, cerca de Valencia, en el que vivían. El acusado ha declarado que previamente ella le amenazó con un cuchillo y se lo clavó de forma accidental mientras forcejeaban. Nueda llevó el cadáver a la bañera y pasó la noche en el coche, según la policía. Él dice que durmió en casa de su madre.

Control de carretera

El acusado ha confesado que la noche siguiente, al volver de trabajar, descuartizó el cadáver con un cuchillo de cocina en el cuarto de baño. Metió los restos en bolsas y las ocultó en el pantano de Forata, cerca de Chiva, y en las proximidades del pueblo. Durante el trayecto le paró la Guardia Civil en un control rutinario, pero tuvo suerte y no registraron el maletero.

La Policía nunca creyó que la esposa se hubiera marchado de casa tras una discusión, como aseguraba Nueda, ya que ella nunca dejaba sola a su pequeña Inés, de cuatro años. Además, una mujer que siempre salía a la calle "muy arreglada", según los agentes, no podía haberse ido con una ropa tan informal.

La reconstrucción palmo a palmo de la vida del acusado llevó a los agentes durante estos años a tomar declaración a 30 personas cercanas a él, a algunos hasta cinco veces. Cepeda se quejó de que algunos conocían el crimen, pero no lo contaron a la policía hasta fechas recientes. Fueron tres amigos de Nueda los que le delataron: el acusado, "una persona a la que le gusta llevar la voz cantante", les había confesado el crimen para presumir, según los agentes.

En mayo, ante la ausencia de indicios, los submarinistas de la Policía rastrearon el pantano de Forata, pero no hallaron nada, a pesar de que el parricida ha confesado ahora, tras ser detenido el pasado martes, que había arrojado allí algunos restos. Los demás los enterró bajo los olivares de Chiva. La policía empezó su búsqueda el miércoles, pero fue ayer, en la tercera excavación, cuando halló los primeros restos: "un brazo completo", según Martínez. De todos modos, el comisario asegura que no era vital hallar estos restos, pues tenían "suficientes declaraciones y pruebas para inculparlo". Por eso acudieron el martes por la tarde a la empresa de construcción de Turís en la que trabaja y le detuvieron. Tras el macabro hallazgo de ayer, la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Mislata ordenó su ingresó en la prisión de Picassent.

Cerca de 800 personas procedentes de Yátova (el pueblo de la víctima) en su mayoría, se manifestaron en la tarde de ayer en Chiva pidiendo justicia Recorrieron en silencio varias calles con pancartas que pedían justicia.

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