La grúa fúnebre

Eran las diez de la mañana del miércoles y llovía en Alcalá. Los empleados de la funeraria aparcaron en doble fila con el ánimo de que el último viaje de Presentación, fallecida a los 91 años, fuese lo más breve posible. Dejaron el féretro en la furgoneta (no cabía en el ascensor) y decidieron bajar a la fallecida en camilla. Fue entonces cuando apareció lo inesperado: una grúa municipal. José Luis Moya, nieto de la fallecida, vio, según su relato, cómo la grúa enganchaba el coche fúnebre. "¡Que la están bajando, que están bajando a la abuela!", advirtió al policía. Y luego, alarmado, gritó hacia su casa: "¡Que se llevan el féretro!". "El policía me contestó que podía recuperarlo en el depósito tras pagar la multa", cuenta Moya. Acto seguido, la grúa se marchó, dejando el cadáver en el portal. La funeraria pidió otro vehículo, pero tuvieron que ir a buscar el ataúd al depósito y pagar unas 7.000 pesetas. El agente envió ayer un escrito al concejal de Personal en el que niega que el coche tuviese los distintivos de un furgón fúnebre. También sostiene que habló con el conductor y que éste le negó que fuesen a llevarse el cadáver. La familia y la funeraria lo desmienten. El alcalde en funciones ha abierto una investigación.