Varios terroristas asaltan el Parlamento de Armenia y matan al primer ministro

El primer ministro de Armenia, Vazguén Sarkisián, fue asesinado ayer, en el momento en que pronunciaba un discurso ante el Parlamento, por hombres armados que irrumpieron en la Cámara y dispararon durante varios minutos contra los presentes. En el ataque, que no formaba parte de un intento de golpe de Estado, murieron también el presidente y dos vicepresidentes del Parlamento, así como un ministro. Según distintas fuentes, otras cuatro personas perdieron la vida en el asalto.

El primer ministro de Armenia, Vazguén Sarkisián, fue asesinado ayer, en el momento en que pronunciaba un discurso ante el Parlamento, por hombres armados que irrumpieron en la Cámara y dispararon durante varios minutos contra los presentes. En el ataque, que no formaba parte de un intento de golpe de Estado, murieron también el presidente y dos vicepresidentes del Parlamento, así como un ministro. Según distintas fuentes, otras cuatro personas perdieron la vida en el asalto.

La muerte de Sarkisián y de la cúpula del Parlamento fue confirmada por un portavoz de la presidencia armenia. Aunque los asaltantes gritaron que su acción era un golpe de Estado, ningún movimiento en la capital armenia parecía anoche respaldar esa versión.

Las autoridades se inclinan por pensar que se trata más bien de un atentado terrorista relacionado con el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por el territorio del Alto Karabaj. Ambos países han progresado en los últimos días hacia la solución pacífica de esa disputa, y los atacantes tratarían de manifestar su protesta por esa aproximación.

Uno de los parlamentarios contó que los asaltantes, cinco o seis, se dirigieron brevemente a la Cámara antes de vaciar un cargador sobre el primer ministro y los que se encontraban junto a él.

Vazguén Sarkisián, de 40 años, ocupaba la jefatura del Gobierno desde junio pasado, después de que la alianza que preside ganase las elecciones del 30 de mayo. Se trata de un antiguo líder juvenil comunista que prometió suavizar las drásticas reformas económicas impuestas desde que el país dejo de formar parte de la Unión Soviética.

De madrugada, los asaltantes seguían en el Parlamento, rodeado de policías y militares. El jefe del comando, que mantenía retenidos a 50 diputados, se declaró dispuesto a negociar un acuerdo pacífico.