ANDRÉS CALAMARO - CANTANTE DE ROCK: "El "mainstream" musical español se alimentó con dinero del Estado"
Poeta del pop, amante del rock and roll y añorante de una tierra, la argentina, que ha brindado al mundo las mismos tangos que él se atreve a cantar en sus grabaciones. Así es Andrés Calamaro (Buenos Aires, 1961), compositor, cantante, guitarrista y teclista, admirador tanto de Bob Dylan como de los Rolling Stones, que mañana (21.00) actúa en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián y el próximo 7 de noviembre (20.00) en el Arriaga de Bilbao. En esos coliseos presentará una selección de los 37 temas contenidos en Honestidad brutal (Dro), un sexto elepé en solitario que, a su vez, recopila lo mejor de las 200 piezas que grabó en 1998. Pregunta. ¿Cómo llevó la presión de grabar 200 temas?
Respuesta. Era la que yo me ponía; por lo tanto, había que tomarlo mejor con filosofía que con psicología. Este no es un trabajo fácil, pero me gusta, no soy un histérico por asuntos de dinero o vanidad. El factor más explosivo fue escribir las canciones en el estudio y terminarlas allí; la gran mayoría están grabadas así, tocadas y cantadas por primera vez.
P. Por lo que dice, recoge casi improvisaciones.
R. Lo que pasa es que el rock no se compone. Una composición tiene una hechura académica, arquitectónica, y el rock simplemente se hace.
P. En el disco ha acuñado la frase "la honestidad no es una virtud, es una obligación". ¿Falta honestidad?
R. No sé. Lo que había notado era cierto escepticismo, ya no en la honestidad, sino en la existencia del rock and roll. Me dí cuenta de que había un grupo muy grande de gente, de una o dos generaciones, que desconocía y desconoce su existencia. Es una lástima. Entre los nacionalismos, los provincialismos, los cantautorismos, los algoritmos, la tecnología y las tendencias, el resultado era un escepticismo y una quietud. Ya nadie esperaba nada del rock independiente, y mucho menos del no independiente. La verdad es que el mainstream musical español se construyó en los despachos, se alimentó a base de presupuestos del Estado. Eso es una ficción, pero ahora mismo ni siquiera existe eso. Los mismos presupuestos son para artistas más étnicos: para gaiteros, cubanos o africanos.
P. ¿No le interesa volver a producir a otros grupos?
R. Me gustaría, pero no tengo tiempo. Cuando empecé era una forma personal de sobrevivir y de seguir grabando, pero una producción me llevaría el mismo tiempo y esfuerzo que hacer un disco mío. Ahora tendría que tener mucho interés musical en ella, sería muy difícil para mí verlo como un buen negocio. Con lo que me tendrían que pagar, podrían pagar a un productor mucho mejor.
P. ¿De qué discos suyos se desprendería?
R. De todos los que grabé antes de los 30. Me gusta sentirme contemporáneo, para nada añorar épocas pasadas.
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